SE ESTÁ EN GUERRA POR FALTA DE LIDERAZGO

9 mayo, 2023

“La gente no debe luchar y destruirse mutuamente, sino entenderse unos a otros y concordar para vivir en paz” (…) “Creer que la guerra y la violencia crean soluciones es una ilusión (…). Por el contrario, generan más odio y desconfianza (…). Sólo la moderación y la sabiduría abren la vía de las negociaciones (…). Y las negociaciones pueden crear acuerdos duraderos en los que cada pueblo (…), pueda ver preservada su propia identidad y realizar sus aspiraciones” dijo san Juan Pablo II –en una ocasión- refiriéndose por entonces a la situación de Medio Oriente.

 

La serenidad no es estar a salvo de la tormenta, sino encontrar la paz en medio de ella. Les está faltando serenidad a los líderes de Ucrania y Rusia. ¿Qué dificultad existe en afirmar: “me equivoqué y ahora rectifico”. La verdad requiere estar siempre presente, y es indispensable aceptarla suceda lo que suceda. Se ganaría en prestigio, se crecería en autoridad y se llegaría a la paz.

 

Sólo hay un arma para superar la guerra, y esta es la paz justa. Buscar la verdad en los hechos. Reconocer los errores y aceptarlos para poder corregirlos -y por ambas partes-  ese el camino.

 

Sinceridad y serenidad para pensar y encontrar las causas justas que lleven a la paz. Muchos conflictos armados y usurpación de derechos humanos, se originan por la carencia absoluta de auténticos líderes y gobernantes; quienes llevan a la guerra, con desprecio de las genuinas aspiraciones pacíficas de sus respectivos pueblos. Cuando un falso líder hace algo de lo que se avergüenza, siempre explica que es su deber.

 

¿Es que tales líderes y dirigentes desean la guerra? No. Nadie, desea tragar fuego. Lo que posiblemente ocurre es precisamente eso: la carencia de auténticos líderes y jefes de gobierno, que no son capaces de ejercer un control y presionar con eficacia para solucionar los problemas esenciales. La verdad está en los hechos.

 

La firmeza de voluntad y de carácter de un auténtico líder, se manifiesta en que concentra su atención en los problemas esenciales. Por encima de todo, ¿cuál continúa siendo el problema central?: ¡La falta de paz!¡

Cuando hablamos de paz nos referimos a una paz real, fincada sobre la justicia, con bases seguras y duraderas. Una paz sujeta con alfileres sólo la puede dar el equilibrio militar. Qué es exactamente lo que está sucediendo con Rusia y Ucrania. Poe eso la guerra sigue expandiéndose.

 

Sabemos que la paz constituye la mayor aspiración de todos los pueblos, hastiados ya de una ininterrumpida psicosis bélica. Aquellos a quienes toca resolver estos problemas, importa mucho que concedan a cada hecho su valor; que amen la verdad por encima de todo, que no posterguen las crisis.

 

Necesitan dar prioridad a las soluciones de los problemas. Si hubiesen actuado así, es muy posible que ya tuviéramos la paz.

 

Uno de los mayores engaños en que suelen caer los falsos líderes, consiste en la pérdida de la objetividad, haciendo creer que una cosa es verdadera porque corresponde a las teorías que ellos preconizan, o porque favorece al sistema que prefieren. Así, al adoptar criterios falsos se juzga, de modo tal, que no se puede distinguir entre lo importante y lo secundario, precipitándose, entonces, en graves errores políticos, morales, etc.

 

Cuando se actúa con criterios desfigurados, la rectificación o buena voluntad pierde su sentido. De este modo ¿cómo se podrá llegar a un acuerdo verdadero?

En las futuras negociaciones, importa mucho la veracidad: analizar los criterios de actuación, para encontrar lo que vale y descubrir lo permanente: ¡La paz! La cual es el objetivo de las negociaciones.

 

Cuando los que negocian son líderes auténticos, procuran crear y fomentar –en todo tiempo y situación de desorden- el sentido de las proporciones y la exacta perspectiva de los problemas, gracias a unas relaciones humanas apoyadas en la verdad, para que brote la justicia y la mutua comprensión, y, por ende: ¡La paz!.

Sólo así, los acuerdos a los que se llegue serán duraderos y permanentes.