¿Mujeres invisibles? Una oportunidad a las mujeres privadas de su libertad
¿Mujeres invisibles? Una oportunidad a las mujeres privadas de su libertad
La porción de mujeres que están en la cárcel es bastante menor respecto a los hombres, además, en términos generales suelen estar privadas de su libertad por delitos menores; sin embargo, sus condiciones de vida en el encierro suelen ser más difíciles y las posibilidades de que al salir tengan opciones de vida digna son menores. Se puede decir que son mujeres invisibles, pues nadie en la sociedad las quiere ver y el sistema penitenciario les es completamente hostil.
Una situación peor
La idea de separar a las personas que han delinquido y causado un perjuicio a otros individuos o a la sociedad es dar un castigo; pero a la vez, en teoría, ofrecer la opción de rehabilitarse para para reincorporarse de manera productiva (la reinserción social) a su comunidad de origen y a su familia; salvo en los casos en los que la magnitud del daño implica una condena de por vida. Sin embargo, estamos muy lejos de este modelo funcione.
Entre las razones de este fracaso especialmente con las mujeres están: el sistema penal es tan lento que la sentencia, si llega, es cuando ya ha superado hasta por años el tiempo que les tocó de condena (o son declaradas inocentes y no ha reparación alguna por el injusto encierro); si la escasez de oportunidades laborales fue lo que llevó a muchas a delinquir al salir enfrentan una situación todavía peor y, sobre todo, el estigma de haber estado en la cárcel se suma a la muy frecuente ruptura de los lazos personales y familiares, de manera más severa que en el caso de los hombres.
Además, la vida en la prisión se ve deteriorada porque el sistema penitenciario carece de una perspectiva de género al ignorar cuestiones tan básicas como proveer de productos de higiene íntima a las internas, y eso sin hablar de los abusos frecuentes a los que se ven sometidas que incluye con frecuencia abuso sexual que deriva en un embarazo o el ya estar embarazadas cuando son ingresadas.
Estas pinceladas apenas apuntan a la terrible realidad que se viven día a día y que ha motivado a organizaciones de la sociedad civil a ocuparse de este problema pues independientemente de cualquier otra consideración, hay ciertas condiciones de respeto a la dignidad humana que deben prevalecer por encima de cualquier cosa y con la base para que la idea de la rehabilitación social tenga mayor éxito.
Fundación Rebeca Lan
La Fundación Rebeca Lan surge de una experiencia personal pues la madre de la fundadora pasó un tiempo en la cárcel y se dio cuenta de la problemática que enfrentan las internas de primera mano. Así se han abocado a reinsertarlas de manera positiva en la vida productiva ofreciéndoles oportunidades; además, buscan que la dinámica familiar cambie para que sus hijos ya no sean parte de los círculos de violencia cambiándolos por círculos de amor. Esto, además, busca impactar en mejorar la seguridad de todos los mexicanos a largo plazo.
Esta fundación acepta donativos económicos, pero también tienen listados de donativos en especie (papel higiénico, toallas sanitarias, jabón corporal, tarjetas telefónicas y pañales para bebé). Así mismo ofrecen la opción de trabajar en su voluntariado.
La Cana
Por su parte, La Cana es un proyecto social fundado por mujeres interesadas en ofrecer oportunidades de trabajo en la cárcel para mujeres privadas de su libertad. Ofrecen programas de capacitación y talleres que les permiten crear productos que se comercializan, lo cual no sólo inciden en una mejora de su desarrollo personal, sino que les da ingresos para su manutención y de sus familias. Por supuesto, les da habilidades que facilitan continuar con esos ingresos una vez que salen, lo cual baja los índices de reincidencia, lo que refleja una reinserción positiva.
Esta organización de la sociedad civil recibe donativos económicos, pero además pone a la venta los productos, sobre todo textiles, que elaboran las mujeres a la que apoyan. También se pueden hacer pedidos personalizados para eventos como bodas, bautizos, cumpleaños, etc. e incluso pueden trabajar con algunas empresas que requieran servicios de bordado, tejido o maquila.
Como se puede ver, los caminos para apoyar a las mujeres que están privadas de su libertad ya sea durante el tiempo en que están en la cárcel como después son muchos y los beneficios no son sólo para ellas sino que tienen una perspectiva más amplia que conviene tener en cuenta para animarse a apoyarlas y que dejen de ser invisibles.
Fuentes: