CÓMO MEJORAR LA UNIDAD FAMILIAR

20 septiembre, 2022

Autor: Gabriel Martínez Navarrete

La peor amenaza del matrimonio es la monotonía.

¿Cuáles son los principales problemas de los matrimonios hoy en día?

Es un tema muy complejo que engloba muchos ámbitos de la vida, no solo influyen factores personales o de la pareja sino ambientales, sociales, laborales, económicos…

Sin embargo, algunas de las causas de fracaso que está en los cónyuges y que es posible evitar. Son, por ejemplo:

Esa confusión muy grande entre lo que es el amor y lo que es el enamoramiento. Amar a alguien es querer el bien para él, hacer todo lo posible para que sea feliz, olvidarse de uno mismo… Darse incondicionalmente. El enamoramiento tiene más que ver con estados de ánimo, sentimientos, etc… y es por tanto variable. ¿Es malo el enamoramiento? No, pero como base del matrimonio es muy inestable.

El error de concepto entre ser libre y ser independiente, sucede cuando me caso y lo hago libremente, y puedo renunciar a cosas libremente, es decir puedo, y debo, ser libre en el matrimonio, pero sin perder de vista que este no es la suma de 1+1 sino algo nuevo. La independencia supone desvinculación, falta de comunión, cada uno a lo suyo, estar a la defensiva para que no me anulen.

También quisiera destacar que las psicologías masculina y femenina son distintas, ni mejor ni peor una que otra. El hombre no puede pretender medir o interpretar lo que hace o dice la mujer de acuerdo a sus esquemas, y viceversa. Hay que ponerse en el lugar del otro, conocerle y conocer sus características propias.

Por último, muchos de los fracasos en el matrimonio, suceden por motivos relacionados cómo se vive la sexualidad. Aquí la idea del hombre y la mujer son muy distintas. Cuando se circunscribe a lo meramente físico estamos en vías de fracasar; es preciso recuperar –y cuidar- lo afectivo y lo espiritual en las relaciones conyugales.

¿Cómo podemos mantener unido al matrimonio?

Ser fiel al proyecto común, poniendo toda la carne en el asador y “quemar todos los días las naves”. No irse a dormir si antes está uno enojado con el cónyuge.

Cada día, mostrar aprecio y respeto a la pareja en pequeños detalles. Ser comprensivos uno con el otro, saber perdonar y pedir perdón, ser agradecidos. No permitir pensamientos dañinos sobre la pareja sino positivos, fomentar durante el día las ganas de volver a casa; desterrar el victimismo y por último una vida sexual feliz, humana, integrada que busca algo más profundo que el mero goce físico y relacionada con lo más grande del amor: es decir, estar abiertos a la vida.

¿Qué errores comenten con más frecuencia tanto el hombre como la mujer una vez casados?

Acostumbrarse al   aburrimiento y la monotonía. El matrimonio comienza con una ceremonia de compromiso: que es, desde ese momento, cuando tenemos que cuidar –como joya preciosísima- lo que acaba de suceder.

Estar enamorado no solo del cónyuge sino de la vida en general, buscar razones para vivir, y buscarlas juntos. Compartir una visión trascendente de la vida es muy importante.

Hay que elevar la vida matrimonial, ponerla en una excelsa dimensión y que no sea simplemente algo más de la vida diaria que a veces tanto oprime.

¿Qué diferencia los matrimonios actuales de los de antes, que casi siempre duraban toda la vida?

 No tengo nostalgia, de los que piensan que cualquier tiempo pasado fue mejor, ni añoro otros tiempos. Es cierto que las legislaciones y el ambiente eran más propicios al matrimonio. Sin embargo, lo importante es cada matrimonio. Por eso frente a ese porcentaje de fracasos que mencionábamos al principio, hay otro mucho mayor, que cuida con esmero su matrimonio y que se preocupa de su cónyuge y sus hijos, que cultiva su amor, que está dispuesto a entregarse y que, además viviendo así, disfruta mucho de la vida.

Quizás hace falta más compromiso, más atrevimiento, más audacia para afrontar cada día -con mayor amor-, y sacar el matrimonio adelante. Es decir, me caso contigo porque te amo, pero lo hago para amarte. El amor es algo siempre vivo, que se recrea a diario en pequeños detalles.

¿Cómo afecta sobre los hijos el trato que mantienen los padres entre sí?

Los hijos necesitan, para crecer equilibrados y alegres, que papá y mamá se quieran.  Es indispensable un ambiente de seguridad física, afectiva y espiritual. Ver a los padres unidos, demostrándose en pequeños detalles cotidianos su amor e ilusión; el descubrirlos afrontar juntos y contentos los malos momentos y disfrutar de los buenos, compartiendo criterios, es, en definitiva, lo más importante, para   hacer vida un ambiente familiar adecuado.

¿Qué medidas alienta en su casa para vivir la unidad familiar?

Hay una medida sencilla y fuerte sobre la que apoyar las relaciones y la vida de familia: la comida. Si quieren tener éxito en su vida de familia recomendaría a los padres que realicen el mayor número de comidas en familia, si es posible una cada día.

En un ambiente relajado y natural como es la comida, o la cena, está uno en mejor disposición de escuchar, de hablar, de ser generosos, educados, olvidados de uno mismo. Se dan momentos de diversión, de contar anécdotas que quedan en el recuerdo.

La peor amenaza del matrimonio es la monotonía.

¿Cuáles son los principales problemas de los matrimonios hoy en día?

Es un tema muy complejo que engloba muchos ámbitos de la vida, no solo influyen factores personales o de la pareja sino ambientales, sociales, laborales, económicos…

Sin embargo, algunas de las causas de fracaso que está en los cónyuges y que es posible evitar. Son, por ejemplo:

Esa confusión muy grande entre lo que es el amor y lo que es el enamoramiento. Amar a alguien es querer el bien para él, hacer todo lo posible para que sea feliz, olvidarse de uno mismo… Darse incondicionalmente. El enamoramiento tiene más que ver con estados de ánimo, sentimientos, etc… y es por tanto variable. ¿Es malo el enamoramiento? No, pero como base del matrimonio es muy inestable.

El error de concepto entre ser libre y ser independiente, sucede cuando me caso y lo hago libremente, y puedo renunciar a cosas libremente, es decir puedo, y debo, ser libre en el matrimonio, pero sin perder de vista que este no es la suma de 1+1 sino algo nuevo. La independencia supone desvinculación, falta de comunión, cada uno a lo suyo, estar a la defensiva para que no me anulen.

También quisiera destacar que las psicologías masculina y femenina son distintas, ni mejor ni peor una que otra. El hombre no puede pretender medir o interpretar lo que hace o dice la mujer de acuerdo a sus esquemas, y viceversa. Hay que ponerse en el lugar del otro, conocerle y conocer sus características propias.

Por último, muchos de los fracasos en el matrimonio, suceden por motivos relacionados cómo se vive la sexualidad. Aquí la idea del hombre y la mujer son muy distintas. Cuando se circunscribe a lo meramente físico estamos en vías de fracasar; es preciso recuperar –y cuidar- lo afectivo y lo espiritual en las relaciones conyugales.

¿Cómo podemos mantener unido al matrimonio?

Ser fiel al proyecto común, poniendo toda la carne en el asador y “quemar todos los días las naves”. No irse a dormir si antes está uno enojado con el cónyuge.

Cada día, mostrar aprecio y respeto a la pareja en pequeños detalles. Ser comprensivos uno con el otro, saber perdonar y pedir perdón, ser agradecidos. No permitir pensamientos dañinos sobre la pareja sino positivos, fomentar durante el día las ganas de volver a casa; desterrar el victimismo y por último una vida sexual feliz, humana, integrada que busca algo más profundo que el mero goce físico y relacionada con lo más grande del amor: es decir, estar abiertos a la vida.

¿Qué errores comenten con más frecuencia tanto el hombre como la mujer una vez casados?

Acostumbrarse al   aburrimiento y la monotonía. El matrimonio comienza con una ceremonia de compromiso: que es, desde ese momento, cuando tenemos que cuidar –como joya preciosísima- lo que acaba de suceder.

Estar enamorado no solo del cónyuge sino de la vida en general, buscar razones para vivir, y buscarlas juntos. Compartir una visión trascendente de la vida es muy importante.

Hay que elevar la vida matrimonial, ponerla en una excelsa dimensión y que no sea simplemente algo más de la vida diaria que a veces tanto oprime.

¿Qué diferencia los matrimonios actuales de los de antes, que casi siempre duraban toda la vida?

 No tengo nostalgia, de los que piensan que cualquier tiempo pasado fue mejor, ni añoro otros tiempos. Es cierto que las legislaciones y el ambiente eran más propicios al matrimonio. Sin embargo, lo importante es cada matrimonio. Por eso frente a ese porcentaje de fracasos que mencionábamos al principio, hay otro mucho mayor, que cuida con esmero su matrimonio y que se preocupa de su cónyuge y sus hijos, que cultiva su amor, que está dispuesto a entregarse y que, además viviendo así, disfruta mucho de la vida.

Quizás hace falta más compromiso, más atrevimiento, más audacia para afrontar cada día -con mayor amor-, y sacar el matrimonio adelante. Es decir, me caso contigo porque te amo, pero lo hago para amarte. El amor es algo siempre vivo, que se recrea a diario en pequeños detalles.

¿Cómo afecta sobre los hijos el trato que mantienen los padres entre sí?

Los hijos necesitan, para crecer equilibrados y alegres, que papá y mamá se quieran.  Es indispensable un ambiente de seguridad física, afectiva y espiritual. Ver a los padres unidos, demostrándose en pequeños detalles cotidianos su amor e ilusión; el descubrirlos afrontar juntos y contentos los malos momentos y disfrutar de los buenos, compartiendo criterios, es, en definitiva, lo más importante, para   hacer vida un ambiente familiar adecuado.

¿Qué medidas alienta en su casa para vivir la unidad familiar?

Hay una medida sencilla y fuerte sobre la que apoyar las relaciones y la vida de familia: la comida. Si quieren tener éxito en su vida de familia recomendaría a los padres que realicen el mayor número de comidas en familia, si es posible una cada día.

En un ambiente relajado y natural como es la comida, o la cena, está uno en mejor disposición de escuchar, de hablar, de ser generosos, educados, olvidados de uno mismo. Se dan momentos de diversión, de contar anécdotas que quedan en el recuerdo.