EL MUNDO ENTERO QUIERE LA PAZ ENTRE RUSIA Y UCRANIA
Autor: Raúl Espinoza Aguilera
En el sorpresivo ataque de Rusia a Ucrania, hasta la fecha han muerto 890 civiles, 121 niños y 1,450 heridos. También han muerto 40,000 soldados rusos.
Desde todos los puntos de vista nada justifica que Vladimir Putin y sus fuerzas armadas cometan tantos crímenes y destrozos en esta guerra tan desigual y poco comprensible. Ahora se preparan para el asalto final a Ucrania.
Putin tiene la teoría –que no ha comprobado en forma convincente- que Estados Unidos ha colocado en Ucrania y Bielorrusia una serie de misiles que apuntan hacia el territorio ruso. Añade que si en la frontera de México o Canadá se pusieran misiles rusos que apuntaran hacia Estados Unidos, habría grandes protestas en USA y el mundo Occidental. Estos dos países, Ucrania y Bielorrusia, que son fronterizos a Rusia, constituyen una protección natural contra los posibles ataques occidentales, según la perspectiva de Putin. Dice estar indignado debido a que la OTAN quiere anexionar a Ucrania y Bielorrusia a su círculo de influencia. Lo considera como un acto de provocación de Occidente contra Rusia.
Es extraño porque el lenguaje que emplea es arcaico, como si continuáramos en plena “Guerra Fría”, no hubiese caído el Muro de Berlín y Rusia y los países del Este de Europa no se hubieran abierto a la libertad, hacia el respeto a los Derechos Humanos y a la dignidad de la persona humana.
¿Quién es Vladimir Putin? Nació en 1952 en San Petersburgo. Es un militar, abogado y que por muchos años prestó sus servicios a la KGB, la temible policía secreta de la U.R.S.S. (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas). Posteriormente participó en la política hacia el año 2000 y, por su inteligencia y capacidad de mando, fue nombrado sucesor del Presidente Boris Yeltsin
Cambiando de tema, ha sido impresionante como -a través de la televisión- se han visto a muchas familias ucranianas seriamente afectadas y sufriendo lo indecible. Están huyendo hacia Polonia y otros países. Las fuerzas militares rusas han asesinado a niños, enfermos, mujeres y hombres civiles.
Y decía una madre de familia entrevistada:
– No comprendo esta actitud tan cruel y sanguinaria de Putin. ¿Por qué nos odia tanto? Los soldados rusos han matado sin compasión a muchos ciudadanos civiles y han destruido con saña muchos edificios de nuestro país.
No pudo continuar y soltó un llanto desesperanzado.
Otra joven de unos 18 años, junto con otros 2 amigos suyos, también ucranianos, solicitaron tener un fusil a las autoridades y se los dieron. Una reportera de una cadena de televisión le preguntó a ella que porqué lo hacía y declaró con firme determinación y valentía:
- Me parece que ha llegado el momento en que hay que defender a toda costa mi Patria. Y estaría dispuesta a dar la vida por esta causa. Además, hay que luchar por el futuro de nuestra nación y por las familias ucranianas.
En fecha reciente Joseph Biden acusó a Putin de ser un “criminal de guerra”, Vladimir Putin le respondió que también lo eran Richard Nixon y muchos otros Presidentes de Estados Unidos.
Pienso que, en cierto sentido, no le falta razón porque desde la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos se han convertido en una especie de “Sheriff Internacional” que todo lo vigila, hace justicia a su modo y juzga parcialmente, sin rendirle cuentas a nadie.
Por ejemplo, para que finalizara la Guerra Mundial contra el Japón, Estados Unidos arrojó 2 bombas atómicas sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki los días 6 y 9 de agosto respectivamente del año 1945. Murieron 246,000 personas, más los efectos tremendos de la radiación en muchos otros civiles. El Presidente Harry Truman aseguraba que era la única manera de finiquitar esta guerra que tantas bajas norteamericanas había causado.
Sin embargo, ante la opinión pública internacional ha quedado como un claro ejemplo de hasta dónde puede llegar la barbarie humana.
Otro caso patético fue la Guerra de Vietnam que se inició por la década de los años sesenta y que terminó con la derrota norteamericana en 1973. En esta conflagración murieron 3,010,000 civiles, 200,000 soldados vietnamitas y más de 58,000 soldados norteamericanos.
Al Presidente Nixon le disgustaban sobremanera todas las manifestaciones por la paz y la petición del cese al fuego. Pero en 1985 publicó un libro con este revelador título: “No más Vietnams”.
Poco antes, en 1972, en una inesperada visita a China del Presidente norteamericano Nixon y, su Secretario de Estado, Henry Kissinger, se entrevistaron con el Presidente de China, Zhou Enlai y constituyó un paso trascendental que ayudó a que las relaciones USA-China fueran de un gran acercamiento, de amistad y concordia.
La pregunta que flota en el aire es, ¿por qué desde el principio no entraron en diálogo los Presidentes de Norteamérica con los dirigentes de Vietnam del Norte y la República Popular China? ¿No es verdad que esta guerra se pudo haber evitado mediante la diplomacia y de un modo pacífico?
El Presidente de Ucrania, Volodímir Zelensky, ha manifestado que quiere una paz duradera con Rusia. Pero Putin continúa lanzando misiles tremendamente destructivos contra varias ciudades de Ucrania. Es una actitud beligerante que nadie entiende las razones de fondo como lo son las desconcertantes declaraciones de Joseph Biden que insulta a Putin en forma arrogante en vez de tender puentes o soluciones de paz.
El Papa Francisco ha hecho numerosos llamados para que cese esta conflagración que está causando tantas víctimas. Del mismo modo, el Santo Padre pidió por la paz en esta zona en conflicto y condenó la destrucción que ha provocado y sigue causando la guerra. A este llamado se han unido millones de personas de los cinco continentes.
En frase célebre de Nelson Mandela, el inolvidable líder sudafricano que se opuso al racismo y recibió el Premio Nobel de la Paz en 1993, escribía: “Derribar y destruir es muy fácil. Los héroes son aquellos que construyen y trabajan por la paz”.