INFORMACIÓN VERAZ
En algunos ambientes de profesionales de la información el tema de la veracidad prácticamente ni se menciona porque desgraciadamente lo que deslumbra, y por eso se busca, es la notoriedad. Llamar la atención por ser un comunicador que rompe con las normas establecidas, es divertido, es creativo, es plural.
Son cualidades interesantes porque se evita aburrir, pero nunca debería ser a costa de la verdad que impide el conocimiento. Todas las personas tenemos unos compromisos familiares y laborales que dejan poco tiempo para estar enterados de los hechos en el mundo. Ya no basta con saber lo que acontece en lo cercano, necesitamos saber qué sucede en todas partes. Las interconexiones influyen de manera global.
Pero por sobre toda necesidad confiamos en que la información sea veraz y enfoque los sucesos con propuestas hacia el bien. Esto equivale a saber qué sucede, dónde sucede y por qué sucede. Así podemos formar nuestro criterio, saber quién es quién y tomar medidas congruentes con nuestra conciencia.
La información veraz construye la ética de los comunicadores, y facilita al público opinar con justicia. Todos tenemos derecho a la verdadera información, a la que relata los acontecimientos tal como sucedieron. El profesional de la información está comprometido a saber cómo y dónde sucedieron los hechos, quienes intervinieron, y de ser posible, decir los fines que perseguían.
Muchas veces no es posible obtener esos datos con la rapidez que exige la información. En estas circunstancias conviene advertir a los lectores que los datos verídicos no están completos todavía, pero que informan los aspectos que han obtenido por medio de testigos que parecen confiables. Otras veces tendrán que decir que ofrecen sus opiniones a reserva de confirmarlas con datos que aún les faltan.
De este modo se comparten datos y se advierte que persiguen la verdad, pero hasta ese momento solamente emiten una información relativamente comprobada o unas opiniones que han de verificarse. Esta transparencia facilita al receptor ubicarse y esperar más datos, además de propiciar la prudencia, advirtiendo que los relatos no están terminados.
Esta es la manera más acertada de fomentar la justicia y la paz social por medio de una información justa y equilibrada. Así también se combate el relativismo.