Benedicto XVI, el Papa desconocido

Jorge E. Traslosheros
jtraslos@revistavidanueva.mx

Benedicto XVI es un Papa desconocido para la opinión pública, publicada y para el común de los católicos, no obstante ser uno de los hombres más importantes en la historia reciente de la Iglesia, con miras a ocupar un destacado lugar en la historia de nuestra tiempo.

Ratzinger se formó en la religiosidad popular de Baviera y en los grandes debates del siglo XX.  Sufrió el nazismo y ha combatido el totalitarismo en sus diversas formas. Fue protagonista del Concilio Vaticano II en su elaboración y lo ha sido en su implantación. Es uno de los pensadores más frescos de la catolicidad y gran reformador de la Iglesia. Las razones por las cuales se le conoce poco y mal son múltiples. Me detengo en cuatro importantes.

Primera. Es conocido que la prensa “liberal” ha creado una leyenda negra en contra de Ratzinger, pues lo identifican como un gran adversario. No obstante, la “mala prensa” (así se dice) es alimentada por algunos sectores “progre” de la Iglesia que lo rechazan porque en la confrontación posconciliar les ganó la partida. No por un asunto de fuerza, sino porque sus razones teológicas y pastorales, consideradas desde la misión histórica de la Iglesia, resultan más razonables y digeribles. Se trata de un debate público, con actores identificados, que salpimienta la vida.

Segunda. Menos conocido es que, el sector más tradicionalista y nada luminoso de la Iglesia lo abomina. Son quienes hubieran preferido, por ejemplo, un discreto tratamiento de los escándalos de pederastia en lugar de exigir la verdad, denunciar los graves errores cometidos y emprender una profunda reforma. Quienes “mátalas callando” desacreditan sus posturas teológicas y pastorales tan lejanas del puritanismo y tan cerca de una cristología bíblica profundamente nazarena.  De estas personas se habla poco, pero son los más beligerantes y quienes más daño han causado. Son los mismos a quienes Benedicto denunció cuando afirmó que, las más terribles persecuciones contra la Iglesia se están dando en su interior.

Tercero. Benedicto no es un hombre mediático. Su carisma es la palabra, no la imagen. Mantiene la mirada en el fondo de las cosas con gran sentido de la historia, alejándose con mucha frecuencia del vértigo noticiosos y del inmediatismo de la política y de la opinión publicada. ¿Podría ser de otro modo? No lo se. Así es el Papa Ratzinger.

Cuarto. Quienes manejan las comunicaciones en la Santa Sede no siempre atinan a transmitir con oportunidad su palabra. Tampoco la tienen fácil. Es necesario escuchar, leer, reflexionar en lo que dice para entrar en diálogo con el Papa. Un asunto que, de natural, entra en conflicto con las exigencias de los medios.

Por fortuna existen muy buenas y accesibles obras sobre la historia y el pensamiento de Joseph Ratzinger. Para abrir bocado pensemos en los libros de Peter Seewald (entrevistas), Fernando Mires (pensamiento), Andrea Tornielli (reportaje) y  Pablo Blanco Sarto (biografía). Pero sobre todo, en la obra de Joseph Ratzinger con su sencillo y sereno estilo que le ha ganado elogios, por ejemplo, de Vargas Llosa. Este es el Papa que visitará México. “Sal y Tierra” dedicará un tiempo a la persona de este hombre de claras ideas y conmovedores testimonios.