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ANUNCIACION.- El Papa Benedicto XVI recibió muestras de cariño todo el día; desde su salida, a las 17:11, del colegio Miraflores; durante su traslado a la Glorieta Santa Fe, a donde llegó a las 18:16 para recibir las llaves de la ciudad de Guanajuato; y de ahí, a la Casa del Conde Rul, donde se reunió con el Presidente Felipe Calderón, frente a la Plaza de la Paz, de 18:45 a las 17:25 cuando al fin salió al balcón, y lo primero que hizo fue besar a niños que representaron a todo el país. Destacan los mariachis, las campanas de la catedral de Guanajuato que repicaron con fuerza a su llegada, las porras, el beso al bebé, la bendición del cojín, la música de Fundación Azteca ejecutada por 600 niños de las comunidades más pobres de Guanajuato y las lágrimas que salieron espontaneas de quienes pudieron mirarlo y sentirlo de cerca. Entre quienes lo esperaron jubilosos mientras se realizaba la reunión, destaca la presencia de mil 500 niños y unos 500 jóvenes procedentes de todo México. La canción de “Cielito lindo”, sin duda quedó grabada en el corazón del Papa. Al salir al balcón, después de la reunión oficial, sus primeras palabras fueron estas: “Estoy contento”, fue lo primero que dijo, “Estoy contento de poderlos encontrar y ver sus ojos en esta plaza. Están en un lugar muy importante en el corazón del Papa”. Dios los ama, les dijo, y tenemos que cambiar el mundo. Ese es el secreto de la auténtica felicidad. Que la paz esté presente en el corazón de todos los pueblos; “la paz esté con ustedes”, estas palabras las escuchamos en cada Misa… El Papa habló a los niños del perdón, y les dijo que los cristianos no pagan mal por mal, sino que perdonan. “Cada uno de ustedes es un regalo de Dios para México y para todo el mundo”. A la sociedad hizo un llamado a proteger a cuidar a los niños para que su sonrisa no se apague nunca. A los niños les aseguró que no están solos y les recordó a los niños mártires de Tlaxcala, porque les dijo no hay edad para amar y servir. Para ello, los invitó a rezar por todos, “también por mi”, les dijo el papa, “y yo rezaré por ustedes, para que podamos lograr que todos los niños vivan con serenidad y armonía”.
La alegría creció a tal grado que los gritos de júbilo, subieron al cielo con el vuelo de las palomas blancas desde el balcón de la Casa del Conde Rul. El discurso completo del Papa a los niños está en la siguiente entrega de @todomexicosomos