Anunciación.- En una entrevista que se le hizo, respecto del descubrimiento de “la partícula de Dios”, como químico y sacerdote, Monseñor Pedro Agustín, rector del Templo Expiatorio a Cristo Rey, Antigua Basílica de Guadalupe, explicó que a dicha partícula se le conoce como “bosón de Higgs”, la cual no era un intento de negar la existencia de Dios, “comenté que no era así, pues incluso, quien acuñó el término de partícula de Dios, para una novela de divulgación científica, el Premio Nobel de Física (1988), Leon Lederman, había señalado que demostrar la existencia del bosón de Higgs ayudaría a comprender mejor cómo Dios hizo el universo”.
La comprobación de la existencia de esta partícula, dijo, señala como la ciencia y la fe no están en contraposición, sino que se complementan, pues tienen como objeto común la verdad. La ciencia a través de las causas segundas y la religión a través de la causa primera que es Dios. La ciencia pretende saber “cómo”, la religión nos dice “quién”.
Aseguró que Dios es el creador de todo cuanto existe, visible e invisible, y se distingue de su criatura. Es Espíritu y por lo mismo es inmensurable, es decir, no medible. Sin embargo, esto no significa que no podamos reconocer su existencia a través de la razón y de la ciencia, las cuales nos proporcionan algunos datos sobre Dios. Pues aseveró que Él mismo se autorevela veladamente en el Antiguo Testamento y plenamente lo hace en la persona de Cristo. “Como un acto libérrimo de amor, se limita y toma nuestra condición humana, sin dejar de ser Dios, para redimirnos, para que lo conozcamos mejor, experimentemos su amor y sepamos que estamos llamados a la Vida Eterna; datos que conocemos porque el mismo Dios nos lo reveló por su amado Hijo, Jesucristo”.
El 4 de julio del 2012 para los físicos del mundo será recordado como el día en que pudieron comprobar hipótesis sobre las partículas subatómicas y que su visión de la materialidad del mundo era correcta, pues encontraron el eslabón perdido que le da sustento a las hipótesis, que desde la segunda mitad del siglo pasado habían propuesto para explicar la manera en que las partículas subatómicas interactúan, se mantienen unidas para dar consistencia a la materia y se comportan de la manera en que lo hacen.
El científico inglés George Higgs, propuso la existencia de una partícula la que llamó “bosón”, por lo que desde 1964, esta partícula hipotética fue llamada “bosón de Higgs”. Años después, en una novela de divulgación científica, esta partícula fue denominada por Leon Lederman como la partícula de Dios, sin ninguna connotación de tipo religioso, sino solamente analógico, con la idea de que se sabía que existía, pero que nadie la había visto.