Anunciación.- El estado de Hidalgo cuenta con una cadena de transformación comercial de cafés especiales otomí-tepehua, en la sierra de la huasteca. El grano se cultiva a mil 600 metros sobre el nivel de mar, lo que genera un producto de excelente calidad. Este lugar suma ocho años de experiencia como productores del grano, en beneficio de casi dos mil personas en dicha sierra, ya que el 60 por ciento de los pequeños productores son de origen indígena.

El cultivo del café no es una tarea sencilla. El recorrido que sigue el grano del cafeto hasta convertirse en el  líquido que todos conocemos, comienza en el semillero, donde germina y vive durante dos meses, tras los cuales la plántula se traslada al vivero, donde se cubre con vegetal picado para que se adapte al sol, a la sombra y se proteja de las lluvias. Aquí la planta crece y luego se lleva al terreno donde se establecerá el cafetal.

El terreno del sembradío requiere actividades de trazado, hoyado, tapado, poda y cuidado del cafetal, porque aquí permanecerá la planta durante aproximadamente 40 años, que es su vida productiva. La floración depende de muchos factores, como los cuidados de la planta, la regulación de sombra, edad y riego. Puede haber de tres a cuatro floraciones y de su número dependen los cortes, que se realizan a mano, en forma selectiva, y sólo se seccionan los frutos maduros, de color cereza. Los primeros frutos se obtienen cuando la planta tiene entre tres y cuatro años de vida.
En México se producen, en promedio, cuatro millones de sacos de café verde, lo que otorga al país el sexto lugar mundial como productor, con granos de la más alta calidad. El café de altura, cultivado por arriba de los 900 metros sobre el nivel del mar, es de los más cotizados. La zona otomí-tepehua se encuentra a mil 660 metros sobre el nivel del mar.