Anunciación.- Con el fin de preparar la presentación de la Carta Pastoral “Educar para una Nueva Sociedad”, la cual se llevará a cabo el 11 de septiembre a las 18:00 horas, se presenta el capítulo II, una radiografía de la “emergencia educativa” en México. A continuación compartimos algunos fragmentos del texto, los cuales hizo llegar la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM):
La emergencia educativa en la que nos encontramos inmersos implica muchos aspectos. Nos limitaremos a señalar algunos de sus rasgos más preocupantes que deben ser asumidos y atendidos por parte de todos los que integramos la sociedad en México. Son cuestionamientos que nos interpelan y que nos invitan a descubrir nuestra responsabilidad desde el ámbito propio de cada persona y de cada institución.
Antes, quisiéramos señalar que el término emergencia que asignamos a la situación actual de la educación en México no es arbitrario. Un resumen –como el que haremos a continuación– de los factores que confluyen en el escenario actual, nos invita a pensar que aún nos encontramos a tiempo de actuar.
Desigualdad social: la exclusión por sistema
México es uno de los países con mayor desigualdad en la distribución de la riqueza en el mundo. Esto quiere decir que la mayor cantidad de riqueza de nuestra nación se concentra en las manos de unas pocas personas mientras que las inmensas mayorías viven en situación de pobreza y eventualmente de miseria. Este hecho impacta directamente en el desarrollo educativo ya que los niños y jóvenes insertos en zonas marginadas.
Jóvenes al sector informal: ¿única salida?
Los jóvenes mexicanos se encuentran en una encrucijada. Por un lado, desean acceder a la educación media y media-superior; por el otro, tienen que aportar recursos a sus hogares o, a menudo, tienen que mantenerse por su cuenta. Merecen –desde nuestra perspectiva- particular atención. Pues casi siete millones de jóvenes entre 15 y 29 años de edad, no están atendidos por las instituciones educativas y tampoco se les ofrecen oportunidades de trabajo formal, por lo que los encontramos muchas veces dentro de actividades productivas no reguladas o en la ociosidad total.
Violencia y crimen organizado:
La falta de educación y oportunidades para los jóvenes tiene una de sus expresiones más graves cuando se convierten en presa fácil de las actividades de reclutamiento por parte del crimen organizado. Estos jóvenes son al mismo tiempo víctimas de una sociedad que no les ha dado un espacio para su realización y víctimas de las mafias criminales que suelen prometer dinero fácil y metas falsas.
Niños trabajadores y deserción escolar:
También se da otro fenómeno en los hogares mexicanos: un importante número de menores de edad entre 5 y 17 años se ven obligados a trabajar. A pesar de la intensidad de las jornadas, más de la mitad deben combinar el trabajo con el estudio, mientras que el resto no puede continuar estudiando, circunstancia que se agrava en las zonas rurales.
Situación religiosa: educar en la fe y la razón
La mayoría de los mexicanos profesan la fe cristiana y es muy alto el porcentaje de quienes lo hacen en comunión con la Iglesia católica: 83.9 %. No obstante, hay que reconocer que en los últimos veinte años ha habido una disminución del catolicismo frente a un paulatino crecimiento de otras denominaciones religiosas y de la increencia.
En este contexto, los jóvenes son la población que más resulta estremecida por los cuestionamientos a la fe de sus padres, al grado tal que muchos no encuentran respuestas en la experiencia religiosa recibida frente a los problemas concretos de la vida.
Los obispos en la Exhortación Pastoral, que en Cristo nuestra paz, México tenga vida digna-, “hoy percibimos una evangelización con poco ardor y sin nuevos métodos y expresiones, un énfasis en el ritualismo sin el conveniente itinerario formativo; movimientos y grupos religiosos que se olvidan de la dimensión social de la fe, una espiritualidad individualista; una mentalidad relativista en lo ético; en la pastoral persisten lenguajes poco significativos para la cultura actual”.
Reforma necesaria: exigencia del mundo
Los nuevos programas de educación básica y media superior tienen como preocupación central que las nuevas generaciones sean “competentes para una sociedad cada vez más compleja que requiere del uso eficiente de herramientas para pensar como el lenguaje, la tecnología, los símbolos y el propio conocimiento, así como de la capacidad para interactuar funcional y autónomamente en grupos heterogéneos.”
Los esfuerzos por lograr una educación actualizada a las exigencias del mundo de hoy son loables, siempre y cuando no se pierda de vista que el horizonte educativo no puede reducirse a una formación eficientista, enfocada sólo a obtener resultados y resolver problemas, sino principalmente a formar personas.
Es necesario educar en la pregunta por el sentido de las cosas, es decir, aprender a pensar, a ser críticos y no sólo a cumplir determinados objetivos; a aprender a cuestionarse cuáles son las razones que contribuyen a la realización de la persona y de quienes la rodean y a descubrir su auténtica dignidad y su vocación de servicio en la sociedad.
Conferencia del Episcopado Mexicano: 5781 4901