Anunciación.- Durante la inauguración del Diálogo por la Paz en México  un encuentro de Fe  y Cultura, el obispo Felipe Arizmendi, presidente de la Dimensión de Cultura de la Conferencia del Episcopado Mexicano, dijo  que la realidad actual de México exige que todos  nos escuchemos  con respeto, con apertura  de mente y corazón, pero sobre todo  que asumamos con madurez la pluralidad de pensamientos, religiones, culturas  y opciones.
Así mismo reconoció que la forma en la que el actual gobierno decidió enfrentar al narcotráfico contribuyó a la división del país, y llamó a una reconciliación de puntos de vista para enfrentar los males que nos aquejan.
El obispo, dejó en claro la posición de la Iglesia  en estos momentos claves para la nación y explicó que el amor a México llevó a organizar este diálogo.
Teresa Vicencio Álvarez, directora del instituto Nacional de Bellas Artes, expresó “Me congratulo de estar aquí por que como decía Gandhi la paz se construye con paz  y este es un acto pacifico, un espacio de encuentro para dialogar, ha sido posible para el Estado mexicano trazar un camino que abona a fortalecer el tejido  social para garantizar  la vida  pacifica de los mexicanos”.
Durante la primera mesa  Dolor y sufrimiento de un país Isabel Cabrera Villoro enfatizó  que ante la criminalidad que vivimos  en México  no basta  el uso de las fuerza del Estado, más aun son caminos  limitados  que tratan  de enfrentar violencia con la violencia. “Hay otros caminos  que el Estado mexicano debe buscar aunque sean más largos pueden  ser más efectivos sin tanto dolor”.
El mensaje  enviado por el poeta Javier Sicilia, destacó que “frente a la violencia y el dolor: la verdad, la única y real verdad, es que ahí Dios no está. Si hay algo de él es, al igual  que sucedió en Getsemaní y en la  cruz, su silencio, su terrible y abismal silencio. ¿Cómo interpretarlo? De la única manera posible: porque Dios es amor y el amor, contrariamente a lo que nos han enseñado, es pura impotencia, una impotencia cuyo rostro es el sufrimiento mismo de las víctimas”.
En la segunda mesa titulada Diálogo que nos reconcilia, se hizo  participe la investigadora del Colegio de México, Soledad Loaeza Tovar, donde aseguró  que la reconciliación en México  está en marcha por lo que se descarta un conflicto civil o un antagonismo irreconocible  entre la sociedad mexicana. Afirmó que se ha generado  una llegada entre la sociedad  y gobierno; por lo que la dirección entrante debe  tomar en cuenta que este momento  la sociedad mexicana tiene muchos resentimientos y reproches que hacerle al nuevo presidente.
El artista y filósofo  Hugo Hiriart y Urdanivia, destacó que la soledad mexicana  vive masivamente  en un estado de neblina, de imprecisión y de confusiones  morales, ya que desconoce a plenitud lo que hace el secuestrador, el narcomenudista, el sicario o el capo de los narcos. Lamentó que periodistas, maestros, sacerdotes, políticos y demás representantes de la sociedad no critiquen con vehemencia la situación sangrienta, horripilante catastrófica  que vive México  por la violencia. Por el contrario, dijo, hay una mezcolanza muy suave en los argumentos expuestos.
“La violencia que se vive  en el país y que ha sembrado miles de muertes, nos habla de una sociedad sangrante en pleno inicio del siglo XXI  y nos muestra  el retorno a la crueldad”, dijo Jesús Silva Herzog- Márquez,  tras señalar que ese panorama no es un elemento ajeno a la vida política mexicana, sino que quizás está en su encuentro.
Silva, advirtió que el México marcado  por la violencia es también  el reflejo de la falta de diálogo  que prevalece  entre políticos y partidos políticos, por lo que  es dramáticamente urgente revindicar a la política como esperanza de convivencia.
El foro organizado por la Dimensión de Cultura de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), la Universidad Pontificia de México, el Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM, el Centro de Investigación y Docencia Económicos, el Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana, la Universidad Iberoamericana y el Centro Universitario Cultural, AC, concluirá el 4 de octubre.

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