• 40 voluntarios hallaron muertos, pueblos desaparecidos, dengue, cólera y tuberculosis
  • CDI les presta una camioneta de poco más de tres toneladas
  • No han recibido ni alimento ni medicinas para llenarla
  • Y la Cruz Roja de Polanco les pide que vayan por ayuda a la Cruz Roja de Acapulco

Tras Ingrid y Manuel, por lo menos cuatro comunidades Náhuatl de la Montaña Alta de Guerrero han desaparecido. Al haber sido arrasadas por el río y desplomadas por los barrancos, sus sobrevivientes, más de mil 900 personas, mueren de cólera, tuberculosis, dengue, hambre y frío. “Por las noches se cobijan con bolsas de plástico en las lomas, y apenas y encuentran algunos hongos para comer por las mañanas. La ayuda humanitaria no ha llegado, porque no saben siquiera que esas comunidades existen, ni se imaginan cuántos muertos hay bajo la tierra”.
El profesor Rosendo Nuñez Pérez, director de la Universidad de los Pueblos del Sur, misma que ofrece educación superior a indígenas de la Montaña Alta de Guerrero, evaluó, junto con 40 de sus alumnos, 13 de un total de 45 comunidades del municipio José Joaquín de Herrera, “para conocer sus necesidades inmediatas, a mediano y largo plazo. Las 13 comunidades son a las que pertenecen mis alumnos; en ellas viven de entre 20 y 60 familias. Estamos hablando de 7 y 17 miembros por familia. Son las comunidades más lejanas, a las que no ha llegado ayuda; hay que atravesar ríos, subir y bajar montañas, librar deslaves y barrancos. Quien no conoce la Montaña ni se imagina que estas comunidades existen”.  Se trata de Axoloapan, Ahuaxotitlán, Ajacayán Oriente, Topotitlán, Oxotitlán, Cacahuatepec, Acanguito, Tomactilicán, Puente Ixtla, Tachimaltepec, Ixcatla, Tes Cruces y Teocalixtahuacan.
Respecto de Axoloapan, ubicada cerca del cauce del río, el profesor Nuñez Pérez registró deslaves “debido a la fuerza del agua y por los cuatro vientos que se llevaron toda su comunidad. Las 60 familias de la comunidad se han refugiado en Getzalapa y Zacapetec”.
Advirtió que “junto con Axoloapan; Ahuaxotitlán (50 familias) y Ajacayán Oriente (60 familias) van a desaparecer; 400 metros de tierra se están desplazando. En este momento, ya dos metros se han ido al barranco. En ambos sitios, tubos de agua, de 30 y 40 centímetros de diámetro irrumpieron en sus viviendas. Actualmente, las 50 familias de Ahuaxotitlán y las 60 de Ajacayán Oriente están durmiendo en las lomas bajo bolsas de plástico”.
Denunció que a 30 mujeres, adultas mayores de Ajacayán Oriente, unas personas, de las que no quiso dar su nombre, “las mandaron llamar, y las hicieron caminar cuatro y media horas por la montaña para darles media bolsa de arroz, media bolsa de frijol, un sueter usado y una bolsa de pañales. Después de recibir esta ayuda en la emergencia, las mujeres regresaron sin comer a su comunidad, por los mismos caminos averiados durante otras cuatro y media horas”.
Puente Ixtla, que significa “Nada”, en Nahuatl, es una comunidad de 20 familias. “Ellos necesitan tan sólo cinco hectáreas para vivir y urge que se desplacen pues los daños en su pueblo son irreversibles, toda la comunidad se está yendo al barranco”.  Para estas familias, Rosendo identificó en la zona, un territorio idóneo al oriente de Jacayán, “donde podría haber espacio para instalar a las familias de Puente Ixtla (20 familias) y Ajacayán (60 familias). Actualmente, tras la tragedia de Ingrid y Manuel, cada tarde, a eso de las seis, suben a las lomas con sus plásticos, para pasar la noche. El maíz que tenían se les agotó hace tres días. El agua es un problema, se ha contaminado con heces fecales y pesticidas. La deforestación fue lo que impidió detener la fuerza del agua, pero también el viento tiró sus cultivos. Urgen programas de reforestación para reestablecer estas tierras. Una de las soluciones es reubicarlas, y tiene que haber un acuerdo entre el presidente de bienes comunales, las comunidades agrarias, las autoridades federales y estatales”.
Sobre las 60 familias de Axoloapan, dijo que dado que estaban frente al cauce del río, su comunidad quedó borrada. “Los hermanos de Getzalapa y Zacatepec los han recibido como hermanos, pero no tienen alimento ni medicinas que ofrecerles. Y ya hay varias personas con tuberculosis, dengue, cólera, enfermedades gastrointestinales y respiratorias”.
Gracias al recorrido de los alumnos de la Universidad de los Pueblos del Sur, coordinados por el profesor Rosendo Núñez Pérez, hoy se sabe que “en San Marcos Bajada del Toro, del Municipio José Joaquín de Herrera y parte de Xilapa, hubo un deslave, y hay muchos desaparecidos. Para llegar a la zona hay que entrar por Huixitenango. Es una zona de alta peligrosidad por la estructura de la Montaña, pero también porque la gente está bajando desde ahí a robar alimento. Ninguna autoridad ha llegado.  Los 40 alumnos hicieron el diagnóstico de manera voluntaria, y no tienen recursos para moverse, tienen que cruzar los ríos, subir las lomas y llegar a las comunidades”.
Por su parte, Ángela Rojas, patrono secretaria del Instituto de Investigación Hematólógica, creado para atender a los niños que enferman  e Anemia Aplástica en la Montaña Alta de Guerrero, informó que hace tres meses, tras 52 años de trabajar ahí, los Misioneros Claretianos cedieron la misión de la Montaña a los Misioneros del Espíritu Santo.  “Ahora son ellos los que están en  Xochitepec, y toda la parte alta de la Montaña. Y aunque yo soy misionera laica claretiana, les sigo ayudando”. Ángela consiguió que la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) prestara una camioneta de poco más de tres toneladas para trasladar víveres a la Montaña Alta de Guerrero, “pero todo se ha llevado al zócalo y a la Cruz Roja, mientras que nada de eso llega a la Montaña Alta de Guerrero. Es enorme y todos piensan que con llevar ayuda a la parte baja se garantizará que llegue hasta arriba”.
Ángela Rojas tiene alianza con Unidos por la Montaña. De ahí que sabe que “su presidenta, Patricia Azanza , subió en Helicóptero a Acatepec, que es la zona donde ella ayuda, sin embargo no he conocido su diagnóstico”, dijo Ángela.
Por lo pronto, lo que Ángela Rojas y el profesor Rosendo Núñez han hecho, es ir a la Cruz Roja en Polanco, con la lista de las comunidades y familias afectadas, para solicitar que una tanda de ayuda llegue a la Montaña Alta. Ofrecieron como guías a los 40 voluntarios de la Universidad de los Pueblos del Sur.
En la Cruz Roja de Polanco, los recibió este domingo 29 de septiembre, Rafael  Tejeda, coordinador del centro de acopio en la emergencia, quien los canalizó a la Cruz Roja de Acapulco, donde deberán hablar con el señor Sergio Alonzo, coordinador de la Cruz Roja en Acapulco. El lunes, Rosendo Núñez estará tocando esta oportunidad.
Independientemente de esto, la oferta de CDI sigue en pie, y la camioneta de poco más de tres toneladas sigue en espera de llenar su capacidad para salir a la Montaña Alta de Guerrero con el equipo del Instituto de Investigación Hematológica AC. Lo que se solicita con urgencia es agua purificada, purificadoras de agua, arroz, frijol, café, azúcar, alimentos enlatados, ropa y linternas. Los voluntarios de la Universidad de los Pueblos del Sur solicitan radiolocalizadores, impermeables, y al menos una lap top, para levantar los registros.
“Los pobladores tienen miedo de que no llegue la ayuda, la gente se está muriendo de enfermedades, frío y hambre”, dijo Ángela Rojas con la voz cortada y lágrimas en los ojos. “Espero que pronto, los médicos del Hospital Infantil Federico Gómez, que me ayudan con los niños con Anemia Aplástica, me ayuden a subir a la Montaña, con medicinas, para sanar a los que hoy tienen dengue, cólera y tuberculosis”.
Los números telefónicos del Centro de Acopio para la Montaña Alta de Guerrero, del Instituto de Investigación Hematológica, son: 0155- 5760 4244 y 04455 2685 3215, y el domicilio: Norte 76 No. 3425 Colonia la joya, a dos cuadras de Eduardo Molina, Oriente 82 y Río Consulado.
Para establecer comunicación con el profesor Rosendo Núñez Pérez, director de la Universidad de los Pueblos del Sur, los números telefónicos son: 04455 2749 2882 y 0155 – 5681 6783