-Destacó de manera notable en el ejercicio de sus funciones gracias a su carisma y posturas políticas moderadas.

Anunciación.- Tras siete años de fungir como presidente de Israel, Shimon Peres abandonó oficialmente el puesto el día 24 de julio pasado tal como estaba previsto por la ley. Si bien, la Presidencia en ese país es un cargo meramente protocolario y con poco espacio para decisiones políticas trascendentes, Peres destacó de manera notable en el ejercicio de sus funciones gracias a su carisma y posturas políticas moderadas que lo hicieron ser bienvenido en el ámbito de la diplomacia internacional. Y aunque su popularidad dentro del propio Israel nunca fue tan grande como en el exterior, los datos duros de su biografía lo colocan como un personaje clave en muchos de los desarrollos que configuraron el crecimiento y consolidación del Estado de Israel a lo largo de sus 66 años de vida.

Si bien su actuación al lado de Itzjak Rabin en el proceso negociador que culminó con los Acuerdos de Oslo signados con la contraparte palestina, representada entonces por Yasser Arafat, lo hizo coacreedor al premio Nobel de la Paz en 1994 ­—obteniendo con ello una gran notoriedad internacional—, Shimon Peres era ya poseedor desde mucho antes de una brillante trayectoria: se había desempeñado brevemente como primer ministro, fue uno de los miembros más destacados del Partido Laborista Israelí y cumplió un papel determinante en la creación y desarrollo de las industrias aeronáutica y nuclear de su país. Desde su participación en el  gobierno de Itzjak Rabin (1992-1995) se manifestó, como lo sigue haciendo aún ahora, como un ferviente partidario de la creación del Estado palestino independiente al lado de Israel, coincidiendo así con la postura de “dos Estados para dos pueblos” que ha recibido amplio respaldo de la comunidad internacional. De hecho, una de sus actividades más importantes antes de asumir la Presidencia fue la de promover proyectos económicos conjuntos israelí-palestinos en aras de un desarrollo compartido y una mejoría en la convivencia entre los dos pueblos.

Una de las muchas paradojas en la vida política de Shimon Peres ha sido la de haber ocupado la Presidencia de su país durante un periodo en el que el gobierno en funciones, encabezado por el Partido Likud en coalición con varios partidos de derecha nacionalista, se ha mostrado resistente a tomar la decisiones necesarias para en verdad acercarse a la fórmula que permita el nacimiento del Estado palestino independiente. En ese sentido, la Presidencia de Peres ha estado en disonancia con la línea dominante dentro del gobierno del primer ministro Netanyahu, lo cual evidentemente situó a Peres en una posición incómoda en la medida en que por las limitaciones impuestas por el carácter de su cargo, sólo de manera ocasional y bastante sutil, podía expresar su verdadero pensar, a menudo opuesto al del gobierno.

Reuven Rivlin es el político que ha recibido de Peres la estafeta para ocupar la Presidencia. Se trata de un militante del Likud que si bien ha tenido una trayectoria íntegra y comprometida con la democracia, al mismo tiempo se ha declarado opositor a la idea de “dos Estados para dos pueblos”. En ese sentido, habrá congruencia entre el gobierno actual y su nuevo Presidente, los cuales estarán en sintonía en cuanto a su visión de futuro. Peres por su parte, al quedar libre de los constreñimientos del cargo que ocupaba y al pasar a ser por ello un ciudadano común, podrá al fin luchar de manera abierta a favor de sus convicciones, las cuales, como la lógica indica de manera cada vez más clara, son las que más podrían acercar a israelíes y palestinos a dejar de protagonizar guerras como la que está actualmente en curso, con toda su cauda de dolor y sufrimiento para tanta gente.

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