Anunciación.- Desde las vísperas del mes de diciembre se siente el olor a la navidad, poco a poco los días transcurren hasta acercarse la fecha del nacimiento de Cristo. El tiempo hace una escala en las posadas, iluminándose las calles de colores, canticos, cera derretida, luces de bengala, el típico olor a ponche con su caña y todas las frutas de temporada, los tamales en el bote humeante y los colores vivos de las piñatas que se mesen de un lado a otro.

Así es el mes decembrino, para algunos el mes más esperado del año que se empapa de unión, fraternidad, tiempo de reflexión, esperanza y un momento para compartir con los demás, para otros el más nostálgico y triste, y es que el año se va, con ello vine de la mano el interminable balance de los positivo y negativo que ha dejado el año viejo, no queda más que atesorar los recuerdos buenos y aprender de los errores cometidos.

Se fue diciembre y junto a él un año, la gente lo sabe y por eso se abraza. Los más felices de que enero llegue en medio de la luz, risas y fraternidad, son los niños, esos seres en los que no existe maldad alguna y que les lleva 365 días de un año decidir qué le van a pedir a los reyes magos para que la noche del 5 de enero se vayan a la cama con los nervios de punta por saber si ese juguete o videojuego que tanto añoran estará en el pie del árbol de navidad en la mañana del 6 de enero.

Para algunos niños en México el 6 de enero puede ser perfecto ya que estará ese juguete o el aparato tecnológico o simplemente el celular de última generación que pidieron, las calles se inundan de niños jugando, rodeados entre sí para ver que les trajeron Melchor, Gaspar y Baltazar.

Pero hay niños que no corren con la misma fortuna, hay lugares en el país en el que los Reyes Magos no pueden llegar. Zonas indígenas, zonas con alta marginación, orfanatos, hospitales y simplemente hay niños que durante ese día tienen que trabajar para comer, probablemente ellos no conozcan a Melchor, Gaspar ni Baltazar y quizá no sepan que su modo de transporte sea un elefante, un camello y un caballo.

Para Pro Niños de la Calle IAP, el Día de Reyes será un motivo de celebración para sus beneficiarios ya que habrá partida de rosca, piñata y juegos. Raúl Coca, coordinador de de la 3ra etapa del programa de la Calle a la Esperanza, dijo que “muchos de nuestros beneficiarios tienen la esperanza e ilusión de celebrar este día, además, tienen espectativa por recibir algo. En Pro Niños de la Calle buscamos que este 6 de enero nuestros beneficiarios sientan que cuentan con alguien y que no están solos. La mayoria de los que asisten a nuestra IAP son niños y jóvenes que han sufrido de violencia familiar, abuso, abandono, algunos de sus familiares están recluidos y muchos de ellos viven en la calle”.

Por su parte la Casa de las Mercedes IAP, el personal administrativo hará un alto a sus labores para convivir con sus beneficiarias, cada año la IAP organiza juegos, rompe piñatas que se acumulan durante el mes de diciembre, toman chocolate y parten la tradicional rosca, reparte juguetes y ropa que es donada por la sociedad civil. Angela “cerramos labores y hacemos que este día sea mágico para nuestras beneficiarias, su sentimiento por recibir un juguete y participar en nuestras diferentes actividades es algo que hace que ellas se sientan tomadas en cuenta y queridas”.

Hogares Providencia IAP, celebrará con sus beneficiarios durante el día con juegos y la partida de la tradicional rosca, Reina Orozco, psicologa de la institución, comentó “atendemos actualmente a 105 beneficiarios y buscamos que este día sea el más especial para ellos ya que lo esperan durante todo el año. La mayoria de nuestros niños han pasado por sutuaciones complicvadas como abandonoi familiar, situación de calle, violencia y lo que buscamos en Hogares Providencia es brindarles todas las herramientas de apoyo para que ellos puedan salir adelante”.

Informes
Pro Niños de la Calle IAP
0155 5597-9299

Casa de las Mercedes IAP
0155 5592-0382

Hogares Providencia IAP
0155 55795723