Anunciación.- Cuatro años transcurrieron para llegar a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, Brasil 2016. Por fin el día de hoy, el fuego volverá a alumbrar una ciudad. Esta fiesta deportiva que reúne a los mejores deportistas de cada país, arrancará con el encendido del pebetero y culminará el 21 de agosto, día en que se repartirán las últimas medallas.

En esta edición participarán más de 11 mil atletas, que durante cuatro años se han preparado para llegar en tiempo y forma para competir en las diferentes disciplinas.

Al tratarse de una fiesta de colores y razas, lo que la convierte en fiesta mundial, el Papa Francisco envió sus deseos de felicidad a los atletas y pidió que sean los mensajeros de la genuina fraternidad y el espíritu deportivo, deseó que los Juegos Olímpicos sean aprovechados para construir una sociedad donde reine la solidaridad.

En su audiencia general, con la víspera de su peregrinación a Asís, Francisco dirigió un saludo al país brasileño y enfatizó que el mundo tiene sed de paz, tolerancia y reconciliación, a su vez, deseó que el espíritu de los Juegos Olímpicos inspire a los participantes y espectadores, en combatir “la buena batalla y terminar juntos la carrera, deseando conseguir como premio, no una medalla, sino algo mucho más precioso: la realización de una civilización en la que reine la solidaridad, fundada en el reconocimiento de que todos somos miembros de una única familia humana, independientemente de las diferencias de cultura, color de piel o religión”.

En su mensaje, también alentó al país brasileño para que esta fiesta del deporte, sea una oportunidad para superar los momentos difíciles y comprometerse en el trabajo de equipo, para la construcción de un país más justo y más seguro.