Anunciación.- Durante el segundo y último día de actividades en el viaje apostólico del Papa Francisco a Suecia, celebró una misa donde recordó que la llamada a la santidad es para todos y hay que recibirla del Señor con espíritu de fe. Además, Francisco afirmó que “los santos nos alientan con su vida e intercesión ante Dios”, mientras nosotros, por nuestra parte, “nos necesitamos unos a otros para hacernos santos”.

Francisco destacó que en esta Solemnidad y con toda la Iglesia, “recordamos no sólo a aquellos que han sido proclamados santos a lo largo de la historia, sino también a tantos hermanos nuestros que han vivido su vida cristiana en la plenitud de la fe y del amor, en medio de una existencia sencilla y oculta. Y añadió que con toda seguridad, entre ellos también hay muchos de nuestros familiares, amigos y conocidos.

“Celebramos la fiesta de la santidad. Esa santidad que, tal vez, no se manifiesta en grandes obras o en sucesos extraordinarios, sino la que sabe vivir fielmente y día a día las exigencias del bautismo. Una santidad hecha de amor a Dios y a los hermanos. Amor fiel hasta el olvido de sí mismo y la entrega total a los demás, como la vida de esas madres y esos padres, que se sacrifican por sus familias sabiendo renunciar, a pesar de que no siempre sea fácil, a tantas cosas, a tantos proyectos o planes personales.

Papa Francisco se refirió a las bienaventuranzas como el camino de vida que el Señor nos enseña, para que sigamos sus huellas, tal como se desprende del Evangelio del día, que relata cómo Jesús las proclamó ante una gran muchedumbre en un monte junto al lago de Galilea.