Anunciación.- Nos ponemos de pie por las mamás que no abandonan hijos, sino que dan la vida por ellos.

Nos ponemos de pie por las mujeres que logran con audacia femenina acompañar procesos en sus hombres: padre, esposo, novio, amigo, hermano, hijo.

Nos ponemos de pie por las mujeres que educan a sus hijos e hijas para el Amor, para el buen noviazgo, el matrimonio, la maternidad, la paternidad, la familia, y el Amor hecho servicio.

Nos ponemos de pie por las mujeres que acompañan a los adultos mayores, enfermos y personas más débiles de su comunidad.

Nos ponemos de pie por las mujeres que no se limitan a trabajar para ganar dinero, sino que trabajan con sentido trascendente y hacen muchas cosas más, como cultivar hierbas medicinales en casa, pintar obras de arte, salir al parque a caminar, cantar en la regadera, llevar de paseo al bosque y al mar a su familia, entre otras cosas lindas, para disfrutar la maravillas de la vida.

Nos ponemos de pie por las mujeres que tienen hambre y sed de justicia, de ternura, de misericordia y de paz y que no renuncian a sus nobles ideales porque saben que Dios acompaña y Él hace la mayor parte.

Nos ponemos de pie por las mujeres que habiendo sido víctimas de violencia, no la han transferido a ninguna otra persona, y mucho menos a sus hijos y a sus ancianos, por quienes más bien, al contrario, han sido capaces de salir del ambiente violento, inspiradas en ellos, para ofrecerles un espacio de alegría y paz.

Nos ponemos de pie por las mujeres que son fieles a su identidad femenina, que no renuncian a ninguno de sus poderes, como la intuición y el sentido común, y que por eso se ven tan bellas, se saben bellas, y reconocen la belleza en toda la creación.

Nos ponemos de pie por las mujeres que saben perdonar y al mismo tiempo orar por sus enemigos.
Nos ponemos de pie por las mujeres que saben ser complementarias con el hombre. Que se saben necesarias para él y necesitadas de él.

Sí. Nos podemos de pie por las mujeres que reconocen que el ser humano es la criatura más dependiente de todo el planeta y que esa necesidad es precisamente la que nos hace empáticos, comprensivos, compasivos, complementarios, y solidarios; capaces de vivir en comunión.

Nos ponemos de pie por las mujeres que han sido apedreadas, exiliadas, perseguidas, humilladas y que, sin embargo, siguen confiando en ellas mismas, en Dios, y en la capacidad de conversión de todos sus enemigos.

Nos ponemos de pie por las mujeres que habiendo sido abandonadas, no abandonan, ni renuncian a amar y ser amadas; que, entre lágrimas, trabajo y oración, sanan su corazón y lo abren para acoger a otros.

Nos ponemos de pie por las mujeres que saben ser amigas entre sí, y amigas de varones, en quienes ven la presencia, ayuda y bendición de Dios.

Nos ponemos de pie por las mujeres que conocen a las mujeres de la Biblia, que las leen con avidez para aprender de ellas, lo que, al hablar de ellas, la Palabra de Dios nos enseña sobre el valor de la mujer.

Nos ponemos de pie por las mujeres que encuentran consuelo, en María, la madre de Jesús, y que reconocen en su historia de Amor, cuán cierto es que el Plan de Dios es el Amor entre hombre y mujer.

Feliz Día de la mujer (8 marzo), ya viene san José (19 de marzo).

Querido san José, te pedimos, con todo el corazón, que intercedas por la humanidad, para que cada hombre pueda soñar con su mujer y encontrarla. Intercede por las mujeres, para que no se despisten; para que estemos atentas a la Palabra de Dios, al diálogo íntimo con Jesús, y así, sepamos vivir Su Voluntad, para que seamos todos felices, Amén”.

Autora: Tere García Ruiz
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