Anunciación.- En virtud de la urgente necesidad de ocuparse de la población migrante que llega a México, la Secretaría General de la Conferencia del Episcopado Mexicano (SEGECEM) se dio a la tarea de procurar un acercamiento con las casas que atienden a migrantes en tránsito, a lo largo del país; esto con el objetivo de identificar su forma de trabajo para tener un panorama explícito que permita establecer un diagnóstico de su realidad. No obstante, el primer inconveniente presentado fue la falta de un directorio completo que permitiera conocer: ¿cuántas son?, ¿dónde están ubicadas?, ¿cómo se sostienen?, ¿a cuántas personas brindan atención?, ¿qué tipo de servicios ofrecen? y ¿cuáles son sus necesidades?

Derivado de esta falta de información, surgió el “Estudio sobre las Casas de Migrantes Católicas” realizado por el Observatorio Nacional de la CEM, una investigación para compilar diligentemente a las casas de migrantes que explícitamente son dirigidas o administradas por la Iglesia Católica en México.

El documento señala que el fenómeno migratorio en el mundo, es histórico y está claro que el posicionamiento geopolítico de México lo convierte en un país atrayente de población migrante. Es por ello que muchos migrantes indocumentados penetran en México hasta atravesar el país entero, para llegar a Estados Unidos.

“Sabemos cómo la Iglesia a lo largo del tiempo, viene dando acogida a estos hermanos migrantes que buscan mayores oportunidades. Hasta el momento se ha logrado contabilizar a lo largo del país, a 75 organizaciones dirigidas por personas de la Iglesia, entre albergues, comedores, centros de apoyo, parroquias, módulos de atención, dispensarios médicos, entre otros. Estas casas están dividas en 3 regiones: la frontera norte, sur y el centro”.

Para la Iglesia se entiende como casa migrante: todo aquel lugar -no importando las características físicas-, que abre sus puertas para dar acogida, y que sirve para procurar protección humanitaria, moral, jurídica y espiritual. En ella el migrante encuentra un refugio porque recibe un trato digno y humano.  Es el amparo para menores de edad, para mujeres y hombres, y también es un espacio de acompañamiento hasta su regreso a casa.

Las casas migrantes católicas son pioneras en brindar generosidad y amor, por la gran sensibilidad hacia los fieles y a la sociedad en general. Algunas de ellas dedican parte de su tiempo a la investigación del fenómeno y varios de sus actores participan en espacios internacionales para concientizar y alertar sobre este problema.

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Informes
Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM)
0155 5577-5401