Anunciación.- El frío resuena por las avenidas, calles, callejones, puentes, casas abandonadas y demás sitios donde ellos, desesperadamente, logran encontrar cobijo en la caótica ciudad de México. La humedad entra y estremece cada uno de sus huesos, arremetiendo contra ellos, un insoportable temblor. La comida escasea, se esfuma en sus estómagos sedientos de más alimentos. El alimento y, acompañado de cualquier líquido que logre calmar su sed, son un capricho necesario para vivir un día más. Me refiero a esas personas vagabundas, trotadoras callejeras diarias en búsqueda de apaciguar sus insoportables ausencias de comida, sólo llenas de hambre y sed.
Vaya lucha constante de las personas que viven en las calles de la ciudad de México. Según la Secretaría de Desarrollo Social, en su resultado preliminar del primer Censo de Poblaciones Callejeras, presentado el pasado agosto del año pasado, son 4,354 las personas en situación de calle en la CDMX, así como otras 2,400 personas que viven en albergues públicos y privados. Triste la cifra, pues ella va en aumento desde las pasadas décadas, donde se ha presentado un incremento de la migración de las zonas rurales a la ciudad de México, donde vienen a buscar suerte. Cifras inquietantes, en el primer Censo de la SEDESOL de la CDMX.
A diario, cada una de esas personas intenta subsistir a través de cualquier medio. Muchas de ellas, soportando el frío durante las noches de la Ciudad de México, viviendo debajo de los puentes, arrastrándose en las cloacas y en cualquier edificio o casa abandonada donde puedan encontrar algún refugio. Los alimentos son escasos y esas personas sobreviven al día.
Por esas mismas razones, encontramos en las IAP (Institución de Asistencia Privada), personas preocupadas y comprometidas con apoyar al prójimo, el necesitado, el que, tristemente, tuvo la mala suerte de no contar con las posibilidades para poder subsistir como varios de nosotros podemos. Gente que trabaja día a día, para dar cobijo y proporcionar las herramientas necesarias para ayudarles a valerse por sí mismas o para ayudarles a afrontar las diversas vicisitudes materiales o emocionales con la que se topan diariamente.
Apoyemos a las diversas IAP, para que juntos podamos ayudar a los menos favorecidos. Donar en moneda o en especie, son formas de sostener a las diversas Instituciones para mantener esa base de ayuda para las personas beneficiadas a partir de las actividades implementadas por las instituciones de las organizaciones de la sociedad civil.
Escrito por Pedro Jacobo López del Campo.
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