Anunciación.- Los primeros días, del año recién llegado, comienzan a marchar. Todos nosotros nos hemos comprometido con una serie de “deseos”, que hemos escrito en un papelito o simplemente recordamos y, seguramente, recordaremos el resto del año. Queremos tanto alcanzar aquellos objetivos planteados que, de vez en cuando, en nuestros ratos libres o durante nuestros sueños, hemos fantaseado observándonos con nuestros deseos proyectados. Imaginamos esos momentos de gloria sonriendo contentos por haber llegado a la cima de nuestros anhelos. Sin embargo, hemos olvidado un aspecto importante, y que creo sinceramente que es uno de tantos que nos impide lograr lo que queremos: trabajar.  

Volteamos con desdén a algunas de las más reconocidas IAP, por ejemplo, pero dejado de lado el largo trecho caminado por las personas. Hay instituciones dentro de las OSC (Organizaciones de la Sociedad Civil) que han llegado a materializar aquellos sueños que algún día impulsaron su deseo altruista de apoyar a sus respectivos beneficiarios. Encontramos grandes ejemplos, como Monte de Piedad, que, a lo largo de varias décadas, se ha perfilado como uno de varios de los ejemplos a seguir dentro del mundo de las OSC, si es queremos conseguir llegar a un mayor número de beneficiarios.

De fondo, más a allá del juicio superficial hacia las “más grandes OSC”, encontramos una institución, seguramente, con una base fuerte, comprometida, responsable, que enfrenta sus problemas con los pies bien parados sobre la tierra. El trabajo de esas personas, que forman parte de esa institución, se reduce a un trabajo diario, constante y comprometido con sus metas, con los objetivos planteados desde un inicio. Esos objetivos forman parte del pan de cada día para los altruistas dentro de las organizaciones, lo que quiere decir que encuentran sus motivaciones en la visualización que hacen de sus instituciones, a un par de meses, años o incluso, décadas posteriores, alcanzando el éxito poco a poco, a partir de un trabajo diario, bastante comprometido y cumpliendo con sus diversas metas a través de los días, semanas, meses y años.

De esta manera, la fórmula tanto tiempo buscada y anhelada, se resume a una: compromiso. Con el compromiso hacia nuestras metas y nuestros beneficiarios, podemos llegar a donde deseamos y aún más lejos, donde el trabajo constante nos pueda sorprender. Así sucede con las IAP, siempre encontramos gente comprometida con el prójimo, decidida a trabajar para brindar un apoyo más dichoso para todos ellos.

Escrito por Pedro Jacobo López del Campo.
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