Nuevo Año de la familia
El día 19 de marzo de este año, el Papa Francisco inauguró un nuevo Año de la familia, cuya finalidad es impregnar de alegría las relaciones familiares, practicando los consejos de su obra “Amoris laetitia”. Sin olvidar que desde el año pasado estamos viviendo también el año de San José. Esta conjunción nos lleva a pensar en el fortalecimiento de la figura paterna.
Es un Año proclamado para todas las regiones del mundo, y de cada una de ellas podemos aprender muchos detalles. Por esta razón no me he resistido a mostrar el ejemplo que nos dan las familias en África. Copio uno de los últimos párrafos del capítulo 5, del libro “Dios o nada” del Cardenal Sarah.
“Nada sustituye a la familia, en la que podemos comprender la profundidad de la entrega y el amor. Yo he aprendido de mis padres a entregarme. Estábamos acostumbrados a recibir a los demás en nuestra casa, y eso ha dejado impresa en mi la importancia de la acogida y la gratuidad. Para mis padres y para todos los habitantes en mi poblado, el hecho de acoger a otros implicaba que procurábamos hacerlos felices. La armonía familiar puede ser el reflejo de la armonía del cielo. Ese es el auténtico tesoro de África.”
Este recuerdo nos debe emocionar, porque en nuestro país, hasta ahora, todos compartimos las mismas experiencias. En México, la familia -rica o pobre-, proverbialmente ha dado ejemplo de generosa acogida y de saber compartir lo propio, especialmente con quienes sufren carencias.
Pero ese modo de ser, tan humano y bello, puede perderse debido a que los jóvenes están adoptando costumbres distintas. Algunas son: la facilidad, sin motivos justificados, con que los jóvenes abandonan el hogar; el aumento de uniones libres que no se equiparan a la responsabilidad de protegerse y ayudarse, que se contrae en el matrimonio incluso en circunstancias muy difíciles.
También los adultos han de fortalecer su presencia en casa, las buenas relaciones y la acogida para evitar el deterioro de la belleza de la familia y la proliferación del divorcio.
