EL CAMINO DEL PERDÓN
Si bien es cierto, perdonar o pedir perdón suele ser un sendero difícil de tomar y perseverar. Es un camino en “3 estaciones” por las que forzosamente hay que pasar, pero que finalmente aliviarán y tendrán su recompensa de paz:
- Reconocer: hay algo que inquieta en el alma, en el sueño, en la conciencia. Es algo que sabemos que involucra el ser perdonados o pedir perdón. Es un “foco” que nos avisa que algo no anda bien en nuestra alma, por lo que tenemos que tomar acción.
- Filtrar: quitar todas aquellas emociones que afectan a ese reconocimiento de forma objetiva, que pueden regresar a la situación inquietante y nublan la razón. Dentro de este proceso de filtración es muy común vivir un duelo, pues las emociones y sentimientos se tienen que ir canalizando y el duelo es parte de un sentimiento que corresponde a la tristeza. Sin embargo, es heroico reconocer y canalizar esa tristeza para buscar una solución en superarla.
- Perdonar o pedir perdón: buscar las condiciones ideales para poder pedir perdón o perdonar. El tema del perdón está en nosotros, el que se acepte o no por la otra parte, no debe afectar, pues hemos filtrado las emociones que puedan involucrarse. Es importante seguir conscientes de la importancia de esa filtración y el calmar nuestra alma.
Este proceso es una gran oportunidad de crecimiento interior. El perdón REAL tiene la fuerza de reparar y fortalecer las relaciones. Es un proceso que puede ser una tempestad en nuestro interior, pero depende de nosotros llegar a la calma.
El perdón nos hace crecer en humildad, amor, caridad, generosidad y tolerancia. No obstante, para su práctica, es necesaria la luz de la Fe para lograrla, y esa solo a través del Creador.
Aunado a lo anterior, el Dr. Francisco Ugarte Corcuera sugiere 4 actitudes (1) esenciales para este proceso:
- AMOR: Tomemos en cuenta el prefijo PER (dar abundantemente) más DONAR. Para esta donación se requiere un ACTO DE AMOR. Amar, resolviendo de la mejor manera, actuar amando, ¿qué es lo mejor para la otra persona, cuando se le está per-donando?…
Por otro lado, al amar, se reafirma la existencia de la otra persona. Por eso es menester hacernos la pregunta: ¿qué le va a pasar a la otra persona si la perdono?… más que preguntarnos: ¿qué me va a pasar a mí si perdono o no perdono? Al perdonar se le da la oportunidad a la otra persona de re actuar con bien, estemos o no en su camino. Se le da la oportunidad de volver a empezar.
- COMPRENDER: Entender que todos somos vulnerables, nadie es perfecto. Ahí está la humanidad: caer en el error, pero se puede levantar, cambiar, y tomar un mejor camino.
Robert Spaemann, filósofo, decía: “Tomar a alguien perfectamente en serio, significa destruírle”, pues nuestra humanidad está en tener errores. No solo se debe ver al otro con la máscara de “monstruo” como en la “Bella y la Bestia”, hay que ver el fondo, más allá de esa apariencia. El querer que alguien sea bueno, nos obliga a tratarle como si ya lo fuera.
- GENEROSIDAD: si solo existiera la justicia, pero no la generosidad, este mundo ya se hubiera terminado. Para el perdón se necesita dar un salto grande de la JUSTICIA a la MISERICORDIA, a través de un PUENTE QUE SE LLAMA GENEROSIDAD. Eso permite perdonar hasta antes de que haya una intención de que nos pidan perdón… El que ofende y no pide perdón a cuartado su libertad, pues al final sentirá esa culpa. A nosotros nos corresponde, por otro lado, liberarnos de ese dolor, con el acto GENEROSO de perdonar o pedir perdón. En este campo es determinante tomar en cuenta también la PUREZA DEL PERDÓN. El modo IMPURO del perdón es solo para vanagloriarse, condicionar y humillar: “te perdono para que…”. El modo PURO del perdón es simple acto de amor: “te perdono porque te quiero”; “te perdono a pesar de todo”…
- HUMILDAD: darse cuenta de lo que somos, con nuestros defectos y virtudes, para lo cual hay que ser prudentes (cuidar las circunstancias para actuar en el perdón) delicados (¿cómo me gustaría que me traten en el acto del perdón?); pacientes (saber esperar); escuchar activamente (considerar lo que te tengan que decir, la historia de esa persona).
Depende nuestra actitud para recomponer o recomponernos. Lo que siempre ha salvado a la humanidad es el PERDÓN. Cuidar el no sobreactuar, ayudemos a descubrir lo mejor de nosotros mismos y lo mejor de los demás.
Dr. Francisco Ugarte Corcuera: “Del Resentimiento al Perdón”.