¿Derecho a tener hijos? o derecho a tener padres

15 febrero, 2021
Ana Teresa López de Llergo 

Hay un orden en la naturaleza humana en donde se concreta la ayuda mutua y la propagación de la especie. Esto se apoya en el valor de la solidaridad entre un hombre y una mujer, misteriosamente elegidos. Ese misterio encierra el amor mutuo, un amor abierto a la vida que minimiza la tendencia al egoísmo, malas hierba que hemos de combatir durante toda nuestra vida.

Lo general es que la mujer y el hombre que se unen para formar su propia familia, sepan que la relación íntima entre ellos producirá el fruto de la generación de un hijo y la procreación, que no se limita a traer a ese nuevo ser al mundo, sino prolongar sus cuidados hasta llevarlo a la adultez. Y entonces, aunque ya no se requieran las atenciones básicas, se le ayudará siempre.

Sin embargo, hay dolorosas excepciones, y hay familias que no pueden engendrar. Esto ha sucedido siempre, son pocas familias que lo sufren, pero siempre las ha habido. Actualmente algunas investigaciones se han enfocado a resolver estos problemas, pero no todas las propuestas son para bien. Es el caso de la reproducción asistida que torpemente inventa el derecho a tener hijos, para justificar sus manipulaciones. Y este no es un derecho

Los resultados de tales manipulaciones han abierto la puerta a un sin número de problemas, mucho peores que la infertilidad. Problemas que manifiestan la improcedencia de tales actos. La procreación se ha hecho caprichosa y quienes la sufren son los pequeños, los recién nacidos, pues si alguno de los progenitores o ambos se arrepienten del recurso a la procreación asistida el bebé queda desprotegido, sin que le reconozcan su filiación.

Los progenitores al propiciar una procreación artificial y lejana a ellos, ante cualquier dificultad se desvinculan y niegan tener voluntad procreacional, con lo cual, legalmente no hay vínculo filial. Así nacen muchos niños sin padre, sin madre, o sin ambos. Todo ello corroe el amor esponsal y uno de los fines de la familia: la aceptación y el cuidado de la prole.

La voluntad de procrear es un fundamento falso. El auténtico fundamento es el derecho de los niños a tener una familia. Por eso, cuando hay un grave accidente que priva de la vida a los progenitores, la ley contempla el derecho de los niños a que los acojan los abuelos paternos, o en su ausencia los abuelos maternos.

Cuando no hay esas posibilidades, el Estado debe crear instituciones donde se acoja a los niños huérfanos, y se facilite la adopción.