El 5 de noviembre, día de la persona cuidadora
Desde hace cinco años, la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología y la Fundación de Envejecimiento y Salud, de aquel mismo país, decidieron establecer el Día Internacional de las personas cuidadoras. Cada 5 de noviembre, más y más países se han ido sumando al reconocimiento de las personas cuidadoras a nivel mundial. En México, todavía el reconocimiento no es oficial, pero se espera que pronto se haga.
Según cifras presentadas en 2018 por el Consejo Nacional de Población, 42 millones de personas requieren algún tipo de cuidado; en el que 33 millones son menores de 15 años y 9 millones son adultos mayores de 65 años. Pese a esta situación, la Ciudad de México ha sido la única entidad federativa que ha impulsado un proyecto por el que se decrete la ley del sistema de cuidados, propuesta para favorecer a las personas cuidadoras.
En el documento se menciona que el aporte económico contabilizado en el Sistema de Cuentas Nacionales de México equivale al 24.2% del Producto Interno Bruto del país, además de que el 80% de las personas cuidadoras son mujeres y se puntualiza el incremento de la población adulta mayor con respecto a los más jóvenes.
En la reciente creación de la Constitución de la Ciudad de México, debido al cambio en 2017 de Distrito Federal a entidad federativa, en la sección correspondiente a los Derechos Humanos, se estableció el Derecho Humano al Cuidador y Cuidadora. En Latinoamérica, la cuestión no es diferente ya que ningún país ha impulsado legislaciones con respecto a las personas cuidadoras.
Con respecto al tema, el Consejo Nacional de Población, define que “una persona cuidadora es quien asume la responsabilidad total del paciente ayudándole a realizar todas las actividades que no puede llevar a cabo. Generalmente es un miembro del círculo social inmediato (familiar, amigo/a o incluso vecino/a), que no recibe ayuda económica ni capacitación previa para la atención del paciente”.
Las principales tareas que se asocian con las personas cuidadoras son la movilización y transferencias; higiene personal y vestido; alimentación; funcionalidad a nivel físico; inteligencia emocional; técnicas para manejo de estrés; terapia y estimulación cognitiva; atención de emergencias; acompañamiento y apoyo emocional y técnicas de relajación.
En nuestro país, se dividen entre la informalidad y la formalidad, relacionadas con las capacidades, habilidades, entrenamiento, preparación e inscripción en el ámbito laboral. Desafortunadamente, la mayoría de las personas cuidadoras se encuentran sin una preparación suficiente, estando obligadas las personas miembros de una familia a cuidar a alguna persona con alguna discapacidad y adultos mayores.
Con la inversión de la pirámide de población que estima el Consejo Nacional de Población para el 2050, donde el 22% total se estima que sea representado por las personas adultas mayores (frente a un 11% que ahora representan), la necesidad de un incremento de personas cuidadoras será necesaria, así como el apoyo a través de legislación, programas y preparaciones adecuadas.
Es importante fijar la atención en esta labor humana tan noble y sin apoyo. Es por eso que el 5 de noviembre de cada año se ha decidido celebrar a las personas cuidadoras, porque entregan su tiempo, esfuerzo y conocimiento para lograr que otras personas tengan la posibilidad de vivir de una forma digna.