RECONECTANDO EL TÚ Y YO
Cada vez que un matrimonio desfallece en su lucha para recuperarse el uno al otro se siente un vacío e impotencia en el alma, siendo que casi siempre hay manera de reconectarse, siempre y cuando ambos tengan la verdadera disposición y voluntad real para hacerlo.
Me permití escuchar una charla del P. Alfonso Güemez, en donde de forma muy didáctica comparte 4 pilares para reconectar a los matrimonios, pero antes de esa descripción que quiero retransmitir y reflexionar, también me permito comentar un punto fascinante en esta charla: el MATRIMONIO es una SINFONÍA SUBLIME, ÚNICA E IRREPETIBLE… ¿cuál ha sido el principal causante de esas tristes rupturas que se dan en estas “sinfonías”?… No es más que el ruido que se atraviesa en lo sublime de las sinfonías del matrimonio. Se sacrifica lo ESENCIAL de matrimonio (sinfonía) por lo ACCIDENTAL del matrimonio (ruido).
Lo accidental o el “ruido” que afecta a veces se toma como si fuera esencial. Ejemplo: el querer alcanzar o proyectar cierto nivel socioeconómico a costa del tiempo de calidad, del amor, de la convivencia. Es decir, a veces lo accidental engaña para hacer creer que es esencial. Las corrientes que hoy en día afectan a la vida de convivencia familiar como el hedonismo, relativismo, materialismo, consumismo, etc. son accidentes que quieren tapar los ojos del alma para evitar contemplar la belleza de lo esencial del matrimonio.
Para desplazar esos accidentes “ruidosos” ante la sinfonía sublime del matrimonio, describo y reflexiono a continuación los 4 pilares antes mencionados:
1. COMPROMISO: en el matrimonio nos comprometemos con un cuerpo tocado por un ALMA, hecho a imagen y semejanza de Dios. Ese solo hecho es maravilloso, es un privilegio el que ese ser con cuerpo y alma nos ha escogido y ahora es nuestro compromiso a hacer feliz, y a que sea nuestra prioridad. Por lo anterior, es inminente la obligación “voluntaria” que adquirimos al comprometernos: voluntad en la atención a nuestro cónyuge. No dejemos pasar lo accidental para que se rompa ese compromiso maravilloso que adquirimos. Priorizar adecuadamente, sin dejar que los ruidos sean lo primero para nosotros. Evitemos el que se apague el faro común del matrimonio, para que no pase la obscuridad de la frivolidad y la indiferencia. Cuando llega esa indiferencia se puede caer en el egoísmo y los reclamos por el “yo”. Ser maduros en el proceso del amor: del enamoramiento (amor inmaduro) permitir que crezcamos al AMOR DEL COMPROMISO MADURO, cuidando los detalles y los actos de servicio hacia el cónyuge.
2. PASAR DE LA IDEALIZACIÓN A LA ACEPTACIÓN: Aceptar como es; renovemos nuestra mente y no querer renovar la mente de nuestro cónyuge. Aceptar con amor defectos y virtudes. Al mismo tiempo aceptarnos a nosotros mismos para poder superarnos con la lucha interior en la búsqueda de las virtudes para ser mejores seres humanos. RESALTAR LAS CUALIDADES del cónyuge a través de palabras de afirmación es determinante en este punto de aceptación.
3. COMUNICACIÓN: Nadie ama lo que no conoce, por lo que no podemos dejar de comunicarnos. Muchas parejas piensan que ya no se aman, y no es verdad: lo que sucede en realidad es que han perdido la comunicación. Simplemente la etimología de la palabra lo dice: COM-UNIÓN. ¡Quitemos los ruidos que afectan a esa comunicación!, como la falta de claridad, el ruido emocional (apartarse en el momento del proceso de regulación de la emoción para no caer en palabras hirientes); formas diferentes de comunicarse (encontremos la forma ideal que le gustaría a nuestra pareja para comunicarnos, empezando por el PERDÓN); la cerrazón, los lugares y momentos (es importante crear el lugar físico y emocional ideal para una buena comunicación, con tiempo de calidad y toque físico)
4.DIOS: Involucremos a AQUÉL que ha sido TESTIGO de esa UNIÓN SOBRENATURAL frente a nuestro compromiso. De ahí que este pilar es TRASCENDENTE para la sinfonía matrimonial, es el DIRECTOR DE ORQUESTA SUBLIME. Los matrimonios deben de ORAR, MEDITAR, REFLEXIONAR JUNTOS para que TRASCIENDAN JUNTOS. Leamos un libro formativo para el alma junto con el cónyuge. Hacer una obra social juntos, que será como la artesanía de esa unión. Usar esas palabras que jamás adquirirán un panorama trillado o pasado de moda, al contrario, alimentan el amor: PERDÓN – POR FAVOR – GRACIAS; ser AMABLES. Consideremos la fuerza de las palabras al dirigirnos uno con el otro, para edificar y construir, jamás destruir.
Más información: Cuatro columnas del matrimonio: https://youtube.be/uOYgHQ6HVKU Gary Chapman:
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