¿POR QUÉ SE GENERA Y DESARROLLA EL ESTRÉS?
Por: Raúl Espinoza Aguilera
Existen muchos factores por los que se genera el estrés. Algunas veces porque la persona tiene un sistema nervioso endeble; o porque es susceptible, muy aprehensiva, impresionable o temperamental.
Otras veces porque aquello joven tiene una desproporcionada carga de trabajo; no tiene un minuto libre; trabaja descuidando las comidas y hasta altas horas de la noche. Esto comprueba que la persona es realmente humana, con sus limitaciones y no un mero robot.
Es típico el consejo de las personas mayores y experimentadas a los profesionales. jóvenes: “No intentes comerte el mundo a puños porque te vas a enfermar. Ve a tu paso y no te estés continuamente comparando con los demás”.
Otro aspecto que genera ansiedad es pretender un meteórico ascenso en la empresa donde labora y, si no lo logra en breve tiempo, viene el desaliento, desánimo o desesperación.
Ponerse metas en la vida concretas, asequibles y realistas. Tenía un amigo abogado que se había puesto la meta de ser Presidente de la República a los 40 años. Lógicamente no lo logró y me llamó bastante la atención el estado de frustración en que cayó. No me imaginaba que se había puesto esa meta completamente en serio. Tuve varias conversaciones con él para que se diera cuenta que debería ponerse otras metas más fáciles de conseguir. Creo que al final logré convencerlo.
Otro factor importante es convertir las dificultades en desafíos o áreas de oportunidad. Y no visualizar los problemas como “montañas” que producen sensación de malestar e impotencia.
Desde luego un elemento que causa tensión son las deudas económicas. Por ello es clave el cuidar los ingresos y egresos. Cuidar el no gastar más de la cuenta para que esas deudas no se conviertan en un “quebradero de cabeza”.
Muchas personas dicen sentirse “amargadas” porque no se encuentran a gusto en su trabajo o piensan que no se les reconoce lo suficiente. Y se pasan años por el “callejón de la amargura”. Hasta que un día, un buen amigo, les comenta: “Cómo me gustaría tener tu trabajo: ganas bien, tienes prestaciones, vacaciones, un horario flexible, En cambio yo trabajo como esclavo de sol a sol. ¡No sabes cómo te envidio!”
Otro factor de gran trascendencia es tener amigos y cultivar las relaciones sociales. Las personas hurañas al final se dan cuenta de que no son felices porque no son capaces de entregarse a los demás, sin pedir nada a cambio. Los que conviven con muchas personas de ordinario tienen muchos amigos y gozan y disfrutan de sus relaciones sociales.
La atención a la familia es medular en el desarrollo de la personalidad madura como padre, esposo, como hijo, como hermano. Hay que atender adecuadamente a todos particularmente a las personas mayores y enfermas. El estar pendientes de los cumpleaños, santos, aniversarios de bodas y felicitar a los interesados es algo que no se olvida.
Me contaba hoy una doctora que tiene la costumbre de encargarse y coordinar los festejos familiares y, en medio de la pandemia, las tertulias son por “zoom” con familiares de México, Austria y Estados Unidos. La que se queda más contenta es la abuelita porque tiene oportunidad de conversar con sus hijos y nietos, que de otro modo no podría. Es increíble que los detalles pequeños contribuyan a la felicidad grande de los demás.
Curiosamente hay profesionales que se ponen nerviosos cuando salen de vacaciones porque imaginan que ocurrirán grandes desgracias sin no se encuentran presentes en la empresa. Y hay que decirles: “Mira tú descansa y olvídate de todo. No se va a caer el mundo con tu ausencia por tan pocos días.”.
“Aprender a decir que no” dice este valioso consejo un conocido pensador de nuestro tiempo. ¿A qué se refiere? A que la capacidad de asumir responsabilidades tiene un límite. Ir más allá de esa frontera atenta contra el estado de salud general
Otros muchos desprecian el tiempo de esparcimiento como una “soberana tontería” propia de la gente ociosa. Y están equivocados ya que es una necesidad del organismo y las capacidades tanto físicas como mentales para recuperarse y renovar el trabajo con nuevas energías
“El perfeccionismo” es un mal de nuestro tiempo que altera la conducta, produce un estado de malestar y la sensación de no haber terminado bien las tareas y responsabilidades. Lo mejor es enemigo de lo bueno. No se debe estar rizando el rizo una y otra vez porque se cae en una obsesión compulsiva.
Continuar poniéndose metas e ideales en la vida, no importa la edad que se tenga. Lo peor es perder el interés por la vida que es maravillosa y está llena de aventuras.
También es importante cuidar el orden y el aprovechamiento del tiempo para alcanzar las metas trazadas y no posponerlas indefinidamente porque produce caos y confusión personal.
Podríamos seguir enumerando factores que generan estrés, pero me parece que con éstos basta para hacer una autoevaluación y llegar a algunas conclusiones personales de mejoría.