Los errores de la comunicación en el noviazgo

21 julio, 2020

Por: Adriana García Ruiz

La mayoría de los conflictos que se presentan en el noviazgo, y en general en las relaciones interpersonales, se debe a la falta de comunicación o a la errónea manera de comunicarse, así como a las des-acertadas formas y modos como se resuelven las diferencias.

En ocasiones, los planteamientos e intercambios son violentos. Las actitudes con respecto a las diferencias son de forma acusadora o enjuiciadora; hay sarcasmos, y críticas constantes.

La crítica siempre va dirigida a la persona, a sus características, a su esencia; se hacen comentarios inadecuados y ofensivos sobre su carácter y personalidad. Las críticas, de esta índole, tienen como objetivo llevar a la persona a sentirse miserable, culpable; se realizan con toda la intención de poner a la persona en un estado de indefensión. En estos casos, las apreciaciones personales se emiten como hechos, a manera de juicios. Por ejemplo: “Eres un egoísta”, “jamás te arreglas”, “eres un desordenado”.

En las relaciones disfuncionales, los desacuerdos, y diferencias de pensamiento se manifiestan de forma sarcástica. Por ejemplo, se dicen frases como estas: “¿Crees, que puedes hacer las cosas bien, si lleno tu celular de alarmas?”, “a ti, lo que se te da de maravilla, es llegar tarde; ¡para eso si eres bueno!”, “¿crees, que podrás funcionar con una lista?”.

Una persona que se dirige a otra, con sarcasmos, no tiene intención de solucionar un conflicto, lo que quiere es pelear, rebajar y ofender a su pareja. Es una manera de manifestar desprecio, mismo que crece cuando no ponemos límites; cuando pasamos por alto nuestras inconformidades o desacuerdos, cuando no nos valoramos ni respetamos, cuando optamos por vivir en posición de víctimas y no de protagonistas de nuestra vida.

Como podemos observar, tanto el agresor como el ofendido no asumen su responsabilidad, se culpan uno al otro: uno agrediendo y el otro tomando una posición de víctima. Otra manera violenta de comunicarse es la actitud defensiva, con la que se “evade” la responsabilidad y se culpa al otro. Su intención es hacer sentir al otro, como el responsable de los problemas de la pareja.

Otra forma de comunicación violenta es la evasión. Se manifiesta de la siguiente manera: no respondiendo, no mirando a los ojos, retirándose en medio de una conversación; o haciendo otra cosa, cuando uno de los miembros de la pareja está intentando comunicarse. La persona evasiva actúa como si no le importara lo que el otro dice, como si no lo escuchara.

La evasión está muy ligada a la emoción del asco. La función de esta emoción es “vomitar”, sacar lo que le está haciendo daño, o que, simplemente, le desagrada.

En suma, las formas más comunes que manifiestan una mala comunicación son las siguientes:

Explotar:

Decir las cosas sin pensar, hablar de una manera ofensiva, justificar las ofensas en referencia a la verdad, levantar la voz, utilizar un lenguaje no verbal violento.

Implotar:

Existe tensión del exterior, y la expansión se mueve hacia adentro, lo que quiere decir que guardamos todo lo que sentimos, lo que nos duele y lastima. No expresamos nuestro desacuerdo, ya sea por miedo, por sumisión, por exceso de tolerancia, por codependencia y acumulamos dolor y resentimiento.

Culpar:

No asumir nuestras responsabilidades o corresponsabilidades, optamos por poner en el otro la responsabilidad de nuestras emociones, de nuestra frustración o fracaso. No aceptamos nuestros errores, existe un desconocimiento de uno mismo, tal vez un poco de conformismo en el actuar y en el ser. Se trata de una cierta incapacidad para aceptar nuestros errores.

Huir:

Por ejemplo, decimos: “No quiero hablar más”, “lo que dices no tiene sentido”. Esto es “dar el avión” al otro; quitar peso y valor a los sentimientos de la pareja. Puede darse, al dejar hablando al otro sin prestarle atención e ignorando las necesidades afectivas y emocionales de la pareja. Así pasa cuando se desea que se cumplan nuestras expectativas e ignoramos las necesidades y deseos de nuestra pareja.

Estas cuatro reacciones sumamente destructivas y dañinas destruyen los matrimonios, los noviazgos, las relaciones familiares. No medimos la profundidad de nuestras palabras, las palabras tienen vida y trascienden, construyen o destruyen unen o dividen.

Es común escuchar en estos tiempos frase como la siguiente. “Así no me sirves”.

-¡Así no me sirve!

-¿Qué es lo que no te sirve? ¿Por qué no te funciona? ¿No te es útil? ¿No cumple con tus expectativas? ¿Es acaso pasado de moda? ¿Es ya obsoleto? ¿Está descompuesto? ¿Te cuesta mucho? ¿De qué aparato estás hablando?

– No hablo de ningún aparato, me refiero a mi pareja.

– ¿A tu pareja? Pensé que hablabas de una máquina, tal vez de un empleo, jamás me imaginé que te estuvieras refiriendo a un ser humano.

Esta es una época en la que hemos llegado a las relaciones utilitarias, época en la que se ha cosificado a la persona. Pareciera que las relaciones de amor, son relaciones de interés, de prestación de servicio, en el que la ganancia es indispensable.

En la que se busca recibir utilidades y nunca una pérdida, en la que me sirvo del otro, y lo clasifico en útil o inútil; servible o inservible. Son relaciones en las que el afecto, el amor, la ternura, la ayuda mutua, el servicio, la comprensión, la búsqueda del bien del otro no existe.

El egoísmo, el autoritarismo, el machismo, el feminismo, la intolerancia reinan. Desde el egoísmo, la manipulación, el interés propio se transforma una relación de amor en una relación utilitaria y de servicio. Las relaciones utilitarias, se fundamentan en poner como valor principal la utilidad, antes que cualquier otro valor y el valor de la persona en sí misma.

Da igual si eres honesto, confiable, amoroso, respetuoso, genuino, romántico; no importan tus valores, lo que importa es que me sirvas, que estés a mi servicio, que cumplas mis caprichos, que llenes todas mis necesidades y carencias. Pareciera que lo que se busca es un empleado, no un compañero, no una relación de amor en la que la entrega, la donación plena son inexistentes y sin importancia.

¡Así no me sirve! Entonces es desechable, puede ser un desperdicio, puedo deshacerme de él, o de ella, cuando ya no me sea útil; puedo tirarlo a la basura.

Mientras me sirvas te amo; mientras me seas útil te quiero. Relaciones temporales son lo que se construye de esta forma, corazones rotos, desánimo, desilusión, frustración, desconfianza, baja autoestima son las consecuencias de este tipo de relaciones.