Aplicar los aprendizajes de la crisis
Por: Ana Teresa López de Llergo
Fotografía: Derechos Reservados
El sistema democrático ya lleva suficientes años como para que tanto los gobiernos como los gobernados sepan el papel que les corresponde. En teoría mucho se dice que es el gobierno del pueblo, pero cuando éste es pasivo o ignorante el sistema de gobierno termina en una dictadura disfrazada.
En México tal vez hemos dejado que los gobernantes actúen y poco hemos participado, sin embargo, ante la pandemia, los diferentes grupos de la sociedad se adelantaron al gobierno y fueron tomando decisiones muy acertadas para proteger a distintos sectores de la sociedad. Muchos ejemplos encontramos en el sector educativo desde la enseñanza básica hasta la superior.
Por lo tanto, podemos decir que sí tenemos capacidad de decidir bien y ayudar a los gobernantes en la toma de decisiones. Lo hicimos y debemos seguir haciéndolo. Ante los logros evidentes no debemos retroceder, hemos sido solidarios y debemos seguir siéndolo para el beneficio de todos. En nuestra Patria tenemos valores religiosos y una riquísima cultura, por eso, en el respeto a la vida y a la familia hemos de ser un referente para otras naciones. En México la persona está sobre la economía, basta ver la generosidad de tantas personas que comparten sus alimentos con los otros sin discriminar a nadie.
La lección es clara, aprovechar lo que tenemos, no dormirnos en nuestros laureles, sino hacer crecer lo propio y buscar en qué otros campos podemos aumentar y aprovechar otras oportunidades para enriquecer nuestro futuro. Lógicamente muchas personas han perdido sus fuentes de ingresos debido al necesario encierro. Ir pensando cómo ayudarnos a salir de la crisis que lógicamente vendrá.
Algunas familias van a perder a sus seres queridos, muchas veces serán adultos cuyo sostén económico desaparece. En otras ocasiones encontraremos ancianos o enfermos solos o abandonados. Con creatividad, pensar cómo aprovechar la historia, la experiencia, la sabiduría de los mayores, y la fuerza, el empuje y la creatividad de la juventud.
No hace falta mucha imaginación para darnos cuenta de los problemas que vamos a enfrentar. Si los pensamos desde ahora, los recibiremos con varias propuestas y entre todos saldremos adelante. No dejar a nadie en la cuneta, si alguien piensa que es un lastre, sacarlo de esa postura y tomarlo en cuenta. Todos somos necesarios. Y, si alguien quiere aprovecharse de los desvalidos, no permitírselo. Enseñar a las generaciones jóvenes para que estén preparados a lo que vayan a vivir.