Carta a ellos

Carta a ellos

1 noviembre, 2019

Por: Miguel Moctezuma Alvarado Chimal

Fotografía: Derechos Reservados

Se cumple otro año sin ustedes. Otro día que nos levantamos viendo el lugar vacío que dejaron en el hogar, en la oficina, en el salón de clases, en el parque donde solían jugar con quienes amaron; una vez más recordamos que no era su hora, o tal vez lo era, pero no queríamos que así fuera.

Una vez más sus fotos aparecen entre el mole que tanto les gustaba, o ese tequila que quedó pendiente entre la familia, pero no hay de qué preocuparse, quienes seguimos pisando esta tierra que los vio crecer, los recordamos con el cariño que ustedes nos brindaron cuando estaban aquí para abrazarnos.

Es una etapa difícil, es duro aceptar que jamás volverán a darnos los buenos días con una gran sonrisa o a acompañarnos hasta la parada del autobús para que pudieran quedar tranquilos mientras nos veíamos alejarnos los unos de los otros para llegar a nuestros destinos.

No teman, puede ser que nosotros no sepamos qué es lo que sucede cuando el alma abandona el cuerpo, cuando la vida no alcanza para seguir; pero lo que sí sabemos es que siempre tendrán las puertas abiertas, las veladoras que alumbran sus rostros en nuestros altares, puede que sea un mejor lugar donde se encuentran ahora, pero no lo sabremos hasta alcanzarlos algún día.

Cuando lleguen, por favor disfruten de sus cosas favoritas: comida, música, bebidas, lo que nosotros recordamos que les gustaba. En esta fecha es cuando podemos volver a reunirnos gracias a su regreso del Mictlán, aunque sea por un breve instante.

Nosotros estamos bien, a pesar de que son tiempos bastante duros y algunas cosas van peor, seguimos peleando para salir adelante, así como ustedes nos pusieron el ejemplo, siempre adelante. Nosotros vamos a estar bien.

Ustedes saben, o al menos nosotros esperamos que así sea; que fueron nuestro impulso, nuestro motivo para continuar y no caer en el profundo abismo de la soledad, cuando la mayoría nos dio la espalda, estuvieron presentes para levantarnos con sus palabras, para ayudar a que nuestro espíritu volviera a llenar nuestras venas de vida, ¿adivinen qué?, siguen haciéndolo a pesar de que ustedes no siguen con nosotros.

Los malos momentos que pudimos haber pasado juntos ahora ya no importan, se volvieron sombras disueltas por el brillo que irradiaban cuando, con sólo unas palabras, eran capaces de robarnos una sonrisa y hacer que quisiéramos abrazarnos como si no quisiéramos volver a soltarnos.

Recuerden que siempre tendrán su casa, siempre tendrán un espacio en el corazón de cada uno de nosotros, quienes los amamos hasta el último aliento de sus vidas, hasta que el último suspiro se llevó esa fuerza y esa vida que nosotros anhelamos algún día tener.

Cuando sus manos cayeron débiles, cuando sus ojos se cerraron para dejar emprender un nuevo viaje, estábamos ahí, esperando que todo fuese una mentira, que cada uno despertara diciendo “¿crees que te vas a librar tan fácil de mí?” y reír juntos, cuando todo eso sucedió, cuando perdimos la batalla, cuando te tocó estar en el lugar y la hora equivocados, cuando quisiste ayudar debido a tu gran corazón y el amor que le tuviste al ser humano, cuando aquello sucedió, nosotros esperábamos verte llegar a casa, y esperamos.

Pero no hay cuidado, tal vez podrán estar en otro lado tan lejano que nos es imposible verlos, pero mientras estemos aquí, lucharemos como ustedes para hacer de este mundo un mejor lugar, algo como lo que tú siempre quisiste, volver a ser humanos, volver a ser hermanos.